Ortega y Gasset: Razón Vital, Perspectivismo y la Realidad Española

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Contexto Histórico-Cultural de Ortega y Gasset

En 1875, el golpe de Estado de Martínez Campos proclama a Alfonso XII rey de España, comenzando la Restauración borbónica. Los partidos Conservador y Liberal se alternan el poder sirviéndose de los caciques. Tras la muerte de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, se da continuidad a este sistema político que vive separado de la sociedad e impide la participación del resto de fuerzas. Síntoma de la crisis es el desastre del 98, con la liquidación del imperio. La situación muestra la inoperancia política: una esperanza de vida de 34 años, una gran mortalidad infantil y un alto analfabetismo. Con escasa industria, el 70% de la población vive en el campo en condiciones míseras. La única salida es la emigración.

La Gran Guerra traumatizó a Europa. España no participó y el conflicto benefició a las empresas. La demanda europea encareció los productos, aumentó la conflictividad social y a esto se suma el desastre de Annual. Todo provocó la desconfianza hacia los partidos tradicionales y abonó el campo a los totalitarismos. Es el miedo que trasluce Ortega en El tema de nuestro tiempo, conocedor de las consecuencias y de la llegada al gobierno italiano del fascismo. Se produce el golpe de Estado de Primo de Rivera.

Este periodo de crisis sociopolítica coincide con la Edad de Plata de la cultura española: Picasso y Sorolla en pintura, Gaudí en arquitectura, Albéniz y Falla en música, Pérez de Ayala y Ortega en el campo del pensamiento y Ramón y Cajal en ciencia, componen una riqueza solo comparable al Siglo de Oro.

Contexto Filosófico: Superación del Idealismo y la Búsqueda de una Razón Vital

Ortega da continuidad a los movimientos que aspiran a resolver los males de la patria: el regeneracionismo, la renovación pedagógica o la Generación del 98. Para resolver estos males, es necesario dotar a España de una capacidad científica, de una competencia. Ortega encuentra en Alemania la fuente de esa competencia: la ciencia del neokantismo. Pronto abandonará ese modelo, participando del idealismo al que va a considerar causa de la crisis.

La superación del idealismo no era para Ortega solo una cuestión filosófica, sino la solución a los problemas de España. Si el principio de racionalidad con el que nace la Edad Moderna es superado por otra idea más básica, se abrirá una nueva época.

El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl serán decisivos en la configuración de la propuesta orteguiana para superar el idealismo. Asumirá su concepción de la verdad y la defensa de los valores vitales. Ortega enfrentará su raciovitalismo.

De Husserl heredó la preocupación por hacer que la filosofía descansara en un fundamento firme descubierto a partir de una reflexión autónoma. Para la fenomenología será la conciencia, mientras que para Ortega lo será la vida.

Los existencialismos de Heidegger y Sartre configuran su contexto más cercano. Los tres autores guardan una clara afinidad. La descripción orteguiana de las categorías de la vida supone un proyecto muy cercano al análisis heideggeriano de la existencia humana.

Ortega comparte con Sartre la idea de que el ser humano carece de naturaleza, la vida es un quehacer. Coinciden al afirmar que el hombre es un náufrago y que tiene que decidir la vida que ha de vivir. El pensador español se separa del nihilismo y angustia vital del existencialismo.

Señalamos que la influencia del historicismo de Dilthey fue decisiva en el concepto de razón vital e histórica: su concepción de la vida como realidad radical y como elemento desde el que hay que partir para comprender al hombre. Este no se puede explicar a través del método propio de las ciencias de la naturaleza.

Crítica al Culturalismo y al Vitalismo: La Vida como Realidad Radical

Justificación: A juicio de Ortega, la concepción de la razón como razón pura es la causa de los dos grandes errores de la filosofía. El culturalismo es la corriente que olvida que el origen de la misma es la vida. Ignora que la verdad no puede existir si no surge de la sinceridad. Lo bello se convierte en vacío si no deleita. El culturalista define un tipo de cultura que no dice nada, por eso la rechaza. El vitalismo apuesta por la vida como la única realidad.

Ortega critica al culturalismo. La cultura se inserta en la vida del ser humano; además de ser verdaderos, buenos y bellos, han de ser aceptados, provocar impetuosidad y causar deleite. Si esto ocurre caemos en el utopismo cultural. También critica el vitalismo al subrayar que la vida no es la única realidad. Su vida no se reduce a lo biológico, sino que hay una búsqueda de trascendencia. El sujeto necesita que su conocimiento sea verdadero. La vida humana no puede evitar producir cultura.

Racionalismo, Empirismo y la Propuesta del Perspectivismo

Ortega analiza el racionalismo y el empirismo. Recrimina al racionalismo que suponga que la verdad es eterna e inmutable, porque obliga a un sujeto con sus mismas características. El racionalismo, para salvar la verdad y al sujeto racional, suprime la vida. Ortega le reprocha que ese sujeto es una mera abstracción.

Los relativistas concluyen que cada uno accederá a una verdad relativa y no conocerá la realidad. Tal discrepancia prueba que ambos conocen la realidad.

Para superar el sujeto abstracto propone el perspectivismo. Esta es una teoría del conocimiento y de la realidad. El error es haber olvidado que cada sujeto es un punto de vista y haber olvidado que la realidad es perspectiva.

El sujeto es un punto de vista porque no es una razón pura, sino una razón vital. Permite conocer una vertiente de la realidad. Ortega propone una razón que no esté separada de la vida. La vida del hombre se desarrolla en una circunstancia. Significa que la verdad no puede ser inmutable, sino algo alcanzable por medio de la razón vital. El punto de vista único es utópico, lo que lo imposibilita para conocer la realidad. Ortega sintetiza esta nueva onto-epistemología.

Relación con Descartes: Ontología, Epistemología y Antropología

La Realidad (Ontología)

Para Descartes, la única existencia cierta es lo percibido con certeza por la razón. Se trata de una realidad que es idéntica. Ortega dice que nada material y sensible que venga vinculado con la vida y con la historia es real. Tal realidad racionalista no es perspectiva ni histórica; es absoluta. Frente a Descartes, Ortega propone una realidad perspectivista que es uno de los componentes de la realidad.

El Conocimiento (Epistemología)

Para Descartes, será verdadero lo que la razón perciba con claridad y distinción, sin importar el sujeto que la perciba, ni el lugar o momento histórico al que pertenezca. La razón que alcanza la claridad y distinción es una razón separada y sin ningún contacto con el cuerpo. Cuando la sustancia pensante se deja llevar por los sentidos, pierde la posibilidad de alcanzar la verdad. Para Ortega, el conocimiento es siempre desde una vida, desde un punto de vista. La circunstancia de cada sujeto determina la parte de realidad a la que tiene acceso. Ningún sujeto ni ninguna época histórica podrán alcanzar el conocimiento absoluto.

El Ser Humano (Antropología)

Descartes define un dualismo antropológico. Lo único indudable es la existencia del yo pienso, una sustancia que se define como pensamiento. Para Ortega, lo que define al ser humano es su vivir. La vida no es una cosa o sustancia que se pueda definir como pensamiento. El hombre no tiene naturaleza, tiene historia. La definición de cualquier aspecto humano que olvide que nace de lo vital es una abstracción.

Actualidad del Pensamiento de Ortega y Gasset

El tema de España es una de las preocupaciones fundamentales de Ortega. Él vinculaba el desarrollo de nuestro país con su vinculación a Europa. Desde la adhesión de España a la Comunidad Europea, este desarrollo se ha hecho realidad.

Ortega se queja de la distancia entre la política de su época, oligárquica y caciquil, y la sociedad civil. Hoy en día, la distancia entre políticos y los ciudadanos es igual: bajos índices de vinculación a partidos políticos y sindicatos; baja participación en consultas electorales; y, sobre todo, el descrédito de la clase política.

El perspectivismo de Ortega nos puede ayudar para comprender y encarar problemas cotidianos de hoy en día como la diversidad cultural y la supuesta guerra de civilizaciones. Las posturas etnocentristas, que defienden la superioridad de unas culturas sobre otras, carecen de sentido viéndolas desde la perspectiva de Ortega. Los puntos de vista dependen de las circunstancias y nadie puede acceder a toda la verdad, solo podemos alcanzar a ver una parte de esa realidad, la que nos permiten nuestras circunstancias. Ninguna cultura o civilización puede arrogarse toda la verdad. Solo la unión de las verdades parciales nos conducirá a la verdad integral.

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