El Paisaje Volcánico del Teide: Un Espectáculo Natural en Tenerife
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El Paisaje Volcánico del Teide
El paisaje del Teide, como se aprecia en la imagen, se caracteriza por una vegetación de escasa altura y densidad. Esta particularidad se debe a las condiciones climáticas de la zona, la escasez de suelos producto de las erupciones volcánicas, las bajas temperaturas invernales, la sequedad del aire, el viento y la fuerte insolación, factores que dificultan el desarrollo arbóreo. En el Teide, la retama predomina sobre el codeso, exhibiendo una rica flora, en especial, plantas rupícolas. La más emblemática es la violeta del Teide, un endemismo exclusivo de las laderas de este majestuoso pico.
Suelos Volcánicos
Los suelos, de origen volcánico, son escasos y poco evolucionados.
El Clima de las Cumbres Canarias
El clima es característico de las zonas de cumbre de las Islas Canarias, presente solo en las islas de mayor relieve. En Tenerife, dada su altitud, adquiere rasgos únicos: precipitaciones escasas (al estar por encima del "mar de nubes"), veranos frescos e inviernos fríos.
Actividad Humana y Conservación
Este entorno presenta desafíos y oportunidades para la actividad humana. El relieve, el clima y la vegetación limitan la obtención de recursos económicos. La actividad agraria es prácticamente inviable, aunque antiguamente existió un cierto uso ganadero (pastoreo) y actualmente hay pequeñas producciones de miel de abeja de alta calidad.
El principal recurso reside en la belleza paisajística, base de un importante uso turístico. El Teide atrae a millones de visitantes anualmente, lo que implica un riesgo de degradación medioambiental. Por ello, es crucial sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de la conservación. Su originalidad y belleza propiciaron su declaración como Parque Nacional en 1954 y como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2007.