Paisajes Agrarios de España: Mediterráneo e Interior - Características y Diferencias

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Paisaje Agrario Mediterráneo

Los paisajes mediterráneos ocupan las tierras del litoral y prelitoral mediterráneo, las zonas de las depresiones del Ebro y del Guadalquivir que reciben la influencia marina y las Islas Baleares.

Son lugares de relieve accidentado, pero hay llanos litorales y valles sedimentarios con suelos fértiles. El terreno forestal tiene una extensión importante, pero poco productiva.

El clima mediterráneo se caracteriza por las escasas precipitaciones y la aguda sequía del verano. Estas condiciones justifican la práctica de una agricultura de secano, donde los cultivos principales son los cereales, la viña y el olivo (trilogía mediterránea). Otros cultivos son el olivar (Andalucía, Badajoz, Ciudad Real), el almendro, el avellano y el algarrobo.

En aquellas zonas donde las temperaturas son más suaves y los suelos fértiles, se practica la agricultura de regadío con difusión de invernaderos, cuidada selección de planteles y uso de toda clase de productos fitosanitarios, como son las hortalizas tempranas plantadas al aire libre o bajo plástico; los cítricos en las huertas de Levante, y los frutos tropicales.

La ganadería ovina y caprina es extensiva en las zonas de secano. La bovina y la porcina tiene carácter intensivo en Cataluña.

La estructura agraria se caracteriza por explotaciones de tamaño mediano, aunque en Andalucía predomina el latifundio.

La población, muy numerosa, tiende a concentrarse en grandes pueblos, aunque también existe el hábitat disperso.

Paisaje Agrario de Interior

Este tipo de paisaje comprende las tierras interiores de Castilla y León, Castilla-La Mancha y enclaves de las depresiones del Ebro y del Guadalquivir. Predominan las zonas llanas con una altitud elevada en la Meseta.

El clima es de tendencia continental, con altas temperaturas estivales y fríos inviernos con frecuentes heladas. La falta de precipitaciones limita el tipo de agricultura y el crecimiento de los bosques. El terreno forestal es escaso, en ocasiones asociado a cultivos herbáceos o barbecho, y al pastoreo, como es el caso de las dehesas.

Las tierras de interior tienen en común el cultivo de cereales, con rotaciones de cultivos, de tipo bienal o trienal. El trigo fue el cereal principal, aunque a día de hoy ha sido sustituido por la cebada, que se destina al alimento del ganado. El trabajo del campo está muy mecanizado.

En las zonas de secano predomina el ganado ovino, que aprovecha los prados de montaña. En las proximidades de los núcleos urbanos se hallan naves de explotaciones de ganadería industrial, mientras que en las dehesas extremeñas y salmantinas hay ganadería extensiva industrial.

La estructura agraria era de tierras muy parceladas, con una densa red de caminos con centro en pueblos grandes. Hoy, en las zonas de secano y en las campiñas de Guadalquivir, predominan las explotaciones grandes con una agricultura extensiva mecanizada.

La población es escasa, predomina la población envejecida a causa de un elevado éxodo rural.

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