Palacio Rucellai: Arquitectura Renacentista y Visión de Alberti en Florencia
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Palacio Rucellai: La Obra
La familia Rucellai encargó la construcción de su palacio florentino a Leon Battista Alberti, arquitecto que ya había trabajado para esta familia. Se levantó a mediados del siglo XV y es una obra de la primera etapa de su carrera.
El Artista: Leon Battista Alberti
Aunque la mayor parte de las obras que conservamos de Alberti son edificios de carácter religioso, el diseño del Palacio Rucellai tiene un gran interés dentro de su producción. Alberti pretendió, con la articulación de la fachada y su decoración, proponer un nuevo sistema decorativo, diferente al del Palacio Medici-Riccardi, que durante muchos años fue el modelo a seguir por la enriquecida burguesía florentina.
Composición Formal de la Fachada
En la fachada, Alberti mantiene las características esenciales de los palacios florentinos: el almohadillado, la organización en tres pisos y la planta baja con funciones comerciales. Sin embargo, la organización de la fachada es novedosa y mucho más elaborada. No solo subraya la división horizontal, como era habitual, sino que también crea divisiones verticales, formando una retícula de entablamentos y pilastras que ordena y organiza la superficie sin caer en la monotonía.
Aplica en esta obra los principios expuestos en sus tratados teóricos, superponiendo los diferentes órdenes y estudiando cuidadosamente la proporción. El piso bajo tiene los techos altos y, para mantener el tamaño de las pilastras, Alberti diseña un banco corrido que cierra la fachada por la parte inferior, de la misma manera que la cornisa lo hace por arriba. Las texturas de la fachada (muro almohadillado, pilastras lisas, entablamentos con molduras y relieves, banco tallado en rombos) crean suaves contrastes lumínicos que otorgan variedad a la fachada plana.
Significado y Simbolismo
Alberti aplica el vocabulario clásico al palacio urbano de la gran burguesía florentina, creando una fachada llena de ritmo y proporción. La obra tiene una función representativa y señala el poder y la importancia de la familia, no por el tamaño o la riqueza de los materiales, sino a través del prestigio de la belleza, como era frecuente en el Renacimiento.
En el palacio se unen los principios de proporción, simetría y armonía que caracterizan la obra de Alberti. Todo resulta medido hasta el extremo, de modo que resulta difícil realizar modificaciones sin trastornar la concepción original programada por el artista para el edificio.