Panorama de la Poesía Española del Siglo XX: De Miguel Hernández a la Generación del 50
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Miguel Hernández: Poeta del Amor, el Dolor y el Pueblo
Miguel Hernández fue un poeta del amor, del dolor y del pueblo, considerado epígono de la Generación del 27. Su estilo poético se caracteriza por la forma auténtica y apasionada de expresar su mundo humano y doméstico. También destaca la originalidad de sus metáforas y sus poesías, que giran en torno a temas universales.
Etapas de la Obra de Miguel Hernández
La obra de Miguel Hernández puede dividirse en tres etapas principales:
- Primera Época: Tras algunos poemas poco relevantes, publica una primera obra de estilo gongorino, Perito en Lunas.
- Segunda Etapa: Con El rayo que no cesa, inicia su madurez artística, abordando temas universales. Con la Guerra Civil, su compromiso político queda plasmado en Viento del pueblo. Posteriormente, con El hombre acecha, hace referencia a su desencanto ante la tragedia de la guerra y el sentimiento de haber sido vencido.
- Tercera Etapa: A ella corresponden los poemarios escritos en prisión. El Cancionero y romancero de ausencias supone la cima poética del autor, con un lenguaje intenso y depurado.
La Poesía Española de Posguerra: Años 50
Las primeras corrientes poéticas de posguerra, que muestran su preocupación por los temas humanos, se fragmentarán en dos tendencias fundamentales: la poesía arraigada y la poesía desarraigada.
Poesía Arraigada
La poesía arraigada se identifica con el régimen franquista. Las características principales de esta corriente son:
- Una visión del mundo distanciada de la realidad cotidiana del país.
- Una religiosidad armónica en la que Dios les aporta serenidad y confianza.
- La utilización de una métrica clásica.
Entre los poetas “arraigados” destacan:
- Luis Rosales (cuya obra incluye La casa encendida)
- Leopoldo Panero (Escrito a cada instante)
- Luis Felipe Vivanco (Continuación a la vida)
- Dionisio Ridruejo (En la soledad del tiempo)
Poesía Desarraigada
La poesía desarraigada cultiva una línea existencialista, que expresa la desorientación y el caos de la vida humana. Las características principales de esta tendencia son:
- Un sentimiento de angustia y desesperación ante las circunstancias.
- El abandono del ámbito personal.
- El estilo deja de ser clásico y se torna desgarrado.
Pertenecen a esta corriente autores de diferentes épocas y procedencias:
- Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso, 1944), como representantes de la Generación del 27.
- Poetas más jóvenes como Gabriel Celaya y Blas de Otero, quienes evolucionarían hacia la poesía social.
La Poesía Social de los Años Cincuenta
A mediados de los años cincuenta surge un nuevo concepto de poesía, alejado tanto de la expresión de la intimidad de los poetas arraigados como de las angustias existenciales de los desarraigados. Las características de la poesía social son:
- El distanciamiento de todo esteticismo mediante un lenguaje desnudo de recursos retóricos.
- El paso del yo al nosotros.
- El tema de España como eje central.
Blas de Otero: Evolución Poética
La obra de Blas de Otero ofrece una evolución que va desde el desasosiego casi místico en sus libros más propiamente existencialistas, hasta la entrega de su vida y su obra por la paz del hombre y la justicia. Tras su primera obra, Cántico espiritual, podemos distinguir en su obra tres etapas:
- En su primera etapa, cultivó una poesía desarraigada y existencial.
- A su segunda etapa, más orientada a la poesía social, pertenecen obras como Pido la paz y la palabra. En esta fase, el poeta, ante tanto sufrimiento, no se siente vencido. Utiliza un lenguaje coloquial y sencillo.
- En lo que podríamos llamar tercera etapa, iniciada a mediados de los sesenta, intenta recuperar la palabra poética del prosaísmo en el que había caído.
La Poesía en la Década de los Sesenta: Generación del 50
La Generación del 50 (también conocida como Generación de los Cincuenta o del Medio Siglo) incluye a poetas como Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines y Claudio Rodríguez. Sus obras presentan las siguientes características:
- Una preocupación fundamental por el hombre, huyendo de todo tratamiento patético.
- Frecuentes muestras de inconformismo frente al mundo en que viven.
- Sus temas se caracterizan, en buena parte, por un retorno a lo íntimo.