Panorama del Teatro Español: De la Posguerra a la Crítica Social (Años 40-60)

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El teatro español de la posguerra experimentó una notable evolución, transitando desde una escena fuertemente influenciada por la propaganda y el escapismo, hacia un teatro más crítico y comprometido con la realidad social. Este recorrido, que abarca las décadas de los años 40 y 60, refleja los cambios políticos y culturales de la España franquista.

El Teatro Español en los Años 40: Entre la Propaganda y el Escapismo

Durante los años 40, el teatro oficial se caracterizó por su marcado carácter propagandístico. Su objetivo principal era convencer al público de que la sociedad española estaba encarrilada y en constante mejora, bajo la protección del poder. Este teatro gozaba de amplios medios y se representaba en los mejores escenarios. Entre sus figuras destacadas se encuentra Eduardo Marquina.

En paralelo, emergió un teatro cómico y de evasión. Aunque no era estrictamente crítico para evitar la censura (a diferencia de la poesía, la producción teatral era mucho más costosa y, por ende, más vulnerable), lograba, de manera sutil y enmascarada, burlarse de ciertos temas. Este teatro era:

  • Muy escapista y sofisticado.
  • Altamente físico, diseñado para ser representado; su lectura no permitía comprenderlo plenamente.
  • Presentaba rasgos vanguardistas, con diálogos que a menudo resultaban incomprensibles para el lector.

En este ámbito, sobresalió Enrique Jardiel Poncela, autor de entre 20 y 30 éxitos. Su obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás es un claro ejemplo. La trama sigue a una pareja que, impedida de estar junta, decide esperar hasta los años 40 para recibir una herencia. Para no envejecer, toman una fórmula. En el segundo acto, hartos de la vida urbana y de ver morir a sus seres queridos, se trasladan a una isla desierta. La obra pone en cuestión la figura de la mujer y las clases sociales.

Miguel Mihura y la Crítica Velada

La producción de Miguel Mihura se puede dividir en dos grandes bloques:

  • Tres sombreros de copa: Aunque escrita en los años 30, no se publicó hasta los años 60. Esta obra posee marcados elementos surrealistas. Narra la historia de un joven que, resignado, está a punto de casarse con una novia adinerada. La noche previa a la boda, la pasa en una pensión donde debe elegir una de las prendas que llevará. Allí se enamora de una bailarina (que se presenta como malabarista). Toda la obra transcurre durante esa noche, hasta que él confiesa su situación. Con un triste final, los personajes renuncian a su felicidad: la bailarina lo viste y lo obliga a casarse, y él no se opone. Esta obra es una crítica mordaz a los valores burgueses de la familia, las apariencias sociales y la excesiva importancia del dinero, todo ello a través de diálogos, planes y situaciones absurdas. El final, donde los personajes renuncian a la felicidad, es un reflejo de la imposibilidad de alcanzarla en ese contexto.
  • Obras populares posteriores: Mihura también escribió obras que buscaban reforzar los valores tradicionales y entretener. Estas comedias, aunque a veces incluían escenas satíricas muy suavizadas, presentaban críticas nulas o muy leves. Un ejemplo es Maribel y la extraña familia, donde un señor acoge a una prostituta. La obra explora la incomprensión mutua: Maribel no entiende el mundo de él, y los demás no comprenden por qué la acepta como novia, cuestionando el valor de la unidad familiar y el modelo de mujer ideal en los años 50. Mihura colaboró en revistas importantes, donde sus críticas eran presentadas de una manera aparentemente inocente. Con el tiempo, su postura crítica se suavizó, volcándose más en la observación de las costumbres.

El Teatro Español en los Años 60: Hacia la Crítica Social y el Compromiso

La década de los 60 marcó el surgimiento de un teatro crítico, influenciado por la poesía desarraigada y social que, hasta entonces, no había podido manifestarse plenamente. Comenzaron a surgir grupos teatrales independientes (universitarios, parroquiales, sindicales) que creaban sus propias obras. Estos grupos alcanzaron gran éxito al montar piezas que conectaban con el público, a menudo con personas relacionadas con la política. Su creciente importancia les permitió expandirse, convirtiéndose en una voz de denuncia contra el Régimen.

Antonio Buero Vallejo y el Teatro Posibilista

Antonio Buero Vallejo fue una figura central de esta época, desarrollando el concepto de teatro posibilista. Su estrategia consistía en sobrepasar la censura lo justo para que sus obras fueran aprobadas, sin ser tan críticas como para ser prohibidas. Para ello, Buero Vallejo recurría constantemente a situaciones metafóricas y simbólicas que reflejaban el mensaje que deseaba transmitir.

Un ejemplo paradigmático es En la ardiente oscuridad. Ambientada en una escuela para ciegos, la obra muestra cómo se intenta animar a los alumnos y convencerles de que no son discapacitados. Sin embargo, la llegada de un nuevo ciego les confronta con la dura realidad de su condición. Esta situación es una clara alegoría del franquismo: el Régimen intentaba convencer a la sociedad de que todo estaba bien, hasta que alguien que había conocido la libertad llegaba y era silenciado o eliminado por el sistema.

Las tragedias de Buero Vallejo buscan impactar al espectador, impulsándolo a reflexionar y a realizar cambios en su propia vida. La ficción, en su visión, tiene el poder de generar un cambio en la realidad, animando al público a seguir la trama y el argumento de su propia existencia y desarrollarlo. Para eludir la censura del presente, Buero Vallejo a menudo ambientaba sus obras en el pasado, como en El tragaluz, lo que le permitía involucrar al espectador con los personajes y las problemáticas planteadas sin una confrontación directa con el poder.

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