La Pasión y el Dolor: El Amor en la Poesía de Miguel Hernández
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El Amor en la Poesía de Miguel Hernández: Un Viaje por la Pasión y el Dolor
El mundo poético de Miguel Hernández se articula en un profundo tríptico de elementos: la vida, la muerte y el amor, que se encuentran en estrecha interconexión mutua.
Esta relación se puede esquematizar como:
- VIDA = AMOR + MUERTE
- MUERTE = VIDA + AMOR
- AMOR = MUERTE + VIDA
La Herida del Amor: Símbolo Central en la Obra Hernandiana
Centrándonos en el amor, la metáfora de la herida se convierte en el símbolo más importante de toda la existencia hernandiana.
Perito en Lunas: El Vitalismo Sensual y el Hermetismo
Con Perito en lunas, el poeta se inicia en la etapa gongorina. En efecto, no solo los elementos tradicionales de su naturaleza levantina formaron parte del mundo poético de su primer libro, sino que el notorio hermetismo que caracteriza todo el poemario es clave para entender las irrenunciables manifestaciones de sensualidad, que revelan el vitalismo poético de esta obra temprana. Como ejemplo, en la octava Negros ahorcados por violación encontramos un profundo simbolismo tanto sensual como sexual a través de imágenes como "fuego de arenal", "náufraga higuera" y "serpiente".
El Rayo que no Cesa: La Pasión Atormentada y la Herida
Tras este vitalismo sensual, con El rayo que no cesa, Miguel Hernández revela por primera vez la inmensa "herida" de su interior, encarnada en el "rayo" y el "cuchillo". En este caso, el amor es una pasión atormentada por el anhelo insatisfecho y unas ansias de posesión frustradas. Así, la herida del amor ahora también se encarna con el símbolo trágico del "toro".
Estructura y Temática: El Amor Cortés Petrarquista
En cuanto a la estructura y los componentes temáticos del poemario, remiten al modelo de "cancionero" de la tradición del amor cortés petrarquista. De este modo, su experiencia amorosa se articula en tres tópicos dominantes:
- La queja dolorida.
- El desdén de la amada.
- El amor como muerte.
Ciertamente, el poeta se representa como una personificación de la pena de amor; de hecho, como el "toro", vive a menudo la pena de amor como muerte. La amada aparece como algo inaccesible o esquiva, y la relación entre ambos se basa en el "vasallaje", donde el sumiso es el poeta. No faltan tampoco poemas de circunstancias que representan situaciones del juego amoroso.
Simbología Recurrente del Dolor Amoroso
Por lo tanto, en este poemario del penar amoroso, la imaginería se centra en una serie de símbolos recurrentes:
- El "toro", que representa la figura del amante, el destino trágico o incluso la lucha que lo lleva a la muerte.
- El "cuchillo", la "espada", los "puñales", las "piedras", que representan las heridas del amor.
- Fenómenos atmosféricos que remiten a un estado de convulsión como el "huracán", la "tormenta", el "rayo".
En conclusión, con toda esta simbología, el poeta traslada de un mundo muy gráfico la vivencia del dolor amoroso a la esfera del dolor físico, como se evidencia en la expresión: "el rayo...picotea mi costado".
Viento del Pueblo: Amor y Compromiso Social
Fruto del agitado ambiente de la República y el estallido de la Guerra Civil, con Viento del pueblo el poeta comienza una poesía comprometida, de guerra y denuncia, y de solidaridad con el pueblo oprimido. Además, recrea mediante el uso abundante del romance y del octosílabo su carácter oral, y por otro lado, también cultiva metros más solemnes, que remiten a la "poesía impura". En este contexto, con el enfoque político-social, el amor queda insuflado del tono épico que preside el poemario y se funde con la lucha social. Así, el amor se hace "cántico", la amada "esposa", el poeta "soldado", y el hijo que esperan, "símbolo de la victoria de la República".
El Hombre Acecha: La Esperanza en Tiempos de Guerra
Según avanza la guerra, el poeta publica El hombre acecha, donde el lenguaje se hace más sobrio y el tono más íntimo. Del mismo modo, ahora el poeta adquiere una comunicación más íntima, y en cuanto al amor, este se convierte en la única esperanza entre la crueldad de la guerra.
Cancionero y Romancero de Ausencias: Madurez, Dolor y Legado
Acabada la guerra, al poeta solo le quedará la cárcel, el sufrimiento y la muerte. En prisión, desde donde dedica a su hijo sus Nanas de la cebolla, el poeta alcanza la madurez poética con una poesía desnuda, íntima y desgarrada. Publica su último poemario, Cancionero y Romancero de ausencias, un "diario" de privación y de dolor por la vida, donde el amor, la vida y la muerte son los grandes símbolos.
Símbolos de la Ausencia y la Esperanza
En este poemario, la amada se convierte en esposa y madre, de ahí el símbolo del "vientre". La "sed" representa tanto el deseo de la amada como el anhelo de libertad. Y el símbolo de la "casa" adquiere varios valores como el "hoyo", el "ataúd", o incluso se identifica con el "palomar" en Cantar.