Patriarcas y Éxodo: pilares de la fe en el Antiguo Testamento

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Los Patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob

Los patriarcas en el Antiguo Testamento son figuras clave en la revelación de Dios: Abraham, a quien Dios se revela primero, estableciendo una promesa basada en la fe; Isaac; y Jacob. Ellos son los primeros a quienes Dios se manifiesta.

Abraham: El Padre de la Fe

Abraham, originario de Ur, un importante centro de civilización en Mesopotamia, provenía de una familia nómada. Su padre tuvo tres hijos. Abraham, siendo joven, se trasladó con su padre a Jarán, donde se establecieron.

Dios le hizo tres promesas fundamentales a Abraham:

  • Descendencia numerosa: Una dinastía, algo que Abraham inicialmente no comprendía debido a su avanzada edad.
  • Reinado y renombre: Nacerían reyes de su descendencia y sería conocido como “Padre de multitudes”.
  • Bendición para todas las naciones: Todas las naciones de la tierra serían benditas a través de Abraham.

Las dos primeras promesas se cumplieron cuando Dios prometió a Sara que sería la madre del hijo de Abraham, Isaac. Esto ocurrió cuando Abraham obedeció a Dios y abandonó la tierra de su familia. La última promesa se cumplió cuando Dios observó la profunda fe de Abraham, quien estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac por orden divina (aunque finalmente Dios lo detuvo).

Abraham: Modelo de Fe y sus Riesgos

Abraham es considerado el hombre de la nueva fe por varias razones:

  • Con él inicia la revelación divina.
  • Inicia una nueva forma de creer, no solo “en” Dios, sino “a” Dios, quien se comunica directamente.
  • Es el principio concreto y personal de la historia bíblica. Los eventos narrados en Génesis 1:1-11 (creación, pecado, Babel) se consideran una prehistoria bíblica.
  • Su historia es la “tradición oral” por excelencia, con características legendarias propias de la pedagogía de la fe.
  • El nombre de Abraham es un título que significa “patriarca”.

Abraham enfrentó grandes riesgos por su fe:

  • Abandonó su entorno familiar, su tierra y sus ritos para seguir una llamada divina.
  • Vivió solo por una promesa.
  • La promesa de descendencia parecía imposible debido a la esterilidad y avanzada edad de Abraham y Sara.
  • El tiempo para el cumplimiento de las promesas era incierto.

Jacob y su Importancia

Jacob, hijo de Isaac, es el tercer patriarca. De él surgirán las 12 tribus de Israel.

La Lección de Jacob

  • Con Jacob florece la experiencia patriarcal.
  • Su nombre, Israel, se convierte en el nombre de todo su pueblo.
  • Sus hijos, padres de las doce tribus, representan la constitución del pueblo, las familias y las tierras.
  • La vida de Jacob, aunque no es un ejemplo de conducta intachable, muestra cómo Dios puede actuar a través de las imperfecciones humanas.
  • Sus deficiencias son pedagógicas en orden a la fe.
  • Los descendientes de Abraham son los de Jacob, en una línea determinante de la historia de Israel. De ahí la inseparabilidad de ambos patriarcas.
  • José, hijo predilecto de Jacob, jugará un papel crucial para que las tribus se conviertan en una nación.

José: Imagen de Dios

José, el hijo menor de Jacob, fue vendido como esclavo en Egipto. Prosperó, se convirtió en primer ministro y ayudó a sus hermanos cuando estos le pidieron ayuda. José es considerado una imagen o tipo de Dios, ya que su nombre significa "salvador", porque perdonó a sus hermanos y fue fiel a Dios.

El Éxodo: Liberación y Formación del Pueblo de Dios

El hecho central del Antiguo Testamento es la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y su preparación para convertirse en el pueblo de Dios durante su estancia en el desierto. El protagonista principal de este evento es Moisés.

La Revelación del Nombre Divino

Dios reveló su nombre por primera vez a Moisés a través de una zarza ardiente. La zarza le indicó a Moisés que se descalzara porque pisaba tierra santa y se autoproclamó: “Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.

La Pascua: Significado y Cumplimiento

La Pascua era más que una simple liberación de la esclavitud en Egipto. La sangre del cordero pascual, rociada sobre las jambas de las puertas, prefiguraba la sangre de Cristo, quien con su sangre nos salvó de la muerte eterna. Al celebrar la Pascua cada año, el Pueblo de Dios se preparaba para entender el sacrificio del Cordero de Dios.

Su pleno cumplimiento llega con Jesucristo en la Última Cena (y en la Eucaristía). Jesucristo es el cordero que se entrega para la liberación plena del pecado.

Los Cuarenta Años en el Desierto

La distancia entre Egipto y Canaán es de solo 400 km. Los cuarenta años en el desierto no indican un camino geográfico, sino un cambio antropológico, una transformación profunda de la persona y del pueblo. El camino debía realizarse en los corazones humanos. A la tierra prometida llegaron Josué y Caleb.

Durante el Éxodo, se necesitaban:

  • Fe para la santidad.
  • Organización del pueblo para lograr la unidad.

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