El Patrón Oro: Un Sistema Monetario Globalizado (1872-1914)
Clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 4,26 KB
El Sistema Monetario y Financiero
Según varios expertos, el alto grado de integración alcanzado en la economía mundial a finales del siglo XIX dependía fundamentalmente de la adhesión al patrón oro internacional.
El oro y la plata siempre han sido los patrones más importantes. La función de un patrón monetario es definir la unidad de valor de un sistema monetario; la unidad en la cual son convertibles todas las demás formas de moneda.
El patrón oro conoció su apogeo entre 1872 y 1914. Estados Unidos adoptó el patrón oro en 1873, mientras que otros países lo hicieron más tarde.
Se requería un sistema monetario capaz de facilitar el comercio. La expansión del comercio internacional dependía en gran medida de las mejoras en el funcionamiento de los mercados de cambio extranjeros y en el perfeccionamiento que adquiriesen dichos mercados para reducir los riesgos de las fluctuaciones en el tipo de cambio de una moneda en términos de cualquier otra.
Durante la década de 1870 se aceleró el movimiento hacia el patrón oro, y la plata vio descender rápidamente su papel en los patrones monetarios internacionales. La generalización del patrón oro fue lenta.
Durante las guerras, el Banco de Inglaterra, con la aprobación del gobierno, «suspendió pagos» (es decir, se negó a pagar en oro o plata a cambio de sus billetes de banco) y el país no tenía ningún patrón oro monetario.
Tras las guerras, el gobierno decidió volver al patrón metálico, pero eligió el oro en lugar de la plata. La moneda de cuenta era el soberano de oro o libra de oro. Según los términos del Parlamento que instituyó el patrón oro, tenían que observarse tres condiciones:
- La Real Casa de la Moneda venía obligada a comprar y vender cantidades ilimitadas de oro a un precio fijo.
- El Banco de Inglaterra venía obligado a cambiar sus compromisos monetarios en oro si se lo pedían.
- No podían imponerse restricciones en la importación o la exportación de oro. El oro servía como la última base o reserva de toda la oferta monetaria del país. El movimiento del oro dentro y fuera del país causaba fluctuaciones en el movimiento de los precios.
Durante los tres primeros cuartos del siglo XIX, la mayoría del resto de los países tenían patrones de plata o bimetálicos (oro y plata).
Durante un período de tiempo, en las décadas de 1860 y 1870, Francia intentó crear una alternativa al patrón oro con la Unión Monetaria Latina. Francia cambió de facto al patrón plata. El objetivo era mantener la estabilidad en los precios. Cada país definía su moneda en términos de un peso fijo de plata. Pero al cabo de algunos años, los precios relativos del oro y de la plata se invirtieron, y las naciones de la Unión Monetaria Latina se vieron inundadas de plata barata. En lugar de permitir la inflación de los precios que habría resultado, restringieron sus compras de plata y al final las eliminaron del todo, volviendo al patrón de oro puro.
Mientras tanto, la primera nación después de Gran Bretaña en adoptar oficialmente el patrón oro fue el nuevo imperio alemán, a raíz de su victoria sobre Francia en la guerra franco-prusiana. En vista del creciente peso de Alemania en el comercio internacional, otras naciones se unieron al movimiento del patrón oro.
Antes de la Guerra de Secesión, Estados Unidos tenía sobre el papel un patrón bimetálico. Durante la guerra, tanto el Norte como el Sur emitieron papel moneda. Una prolongada bajada de los precios que empezó en 1873 llevó a la agitación de los agricultores y de los productores de plata contra el «crimen de 1873» y a demandas de una acuñación ilimitada de plata, que resultó infructuosa. De hecho, Estados Unidos utilizó el patrón oro desde 1879, aunque el Congreso no lo adoptó legalmente hasta 1900.
Rusia había utilizado en teoría el patrón plata durante todo el siglo XIX, pero, de hecho, debido a la precaria situación financiera del gobierno, había recurrido a grandes emisiones de papel moneda no convertible. A principios del siglo XX, prácticamente todas las naciones importantes comercialmente habían adoptado el patrón oro internacional. Éste, no obstante, duró menos de dos décadas.