Pensamiento Complejo, Pragmática y Socialización: Claves y Principios
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El Pensamiento Complejo según Edgar Morin
La propuesta de Morin se inserta en su reflexión del paradigma de la complejidad. En su desarrollo, este autor define 7 principios básicos que guían el pensamiento complejo, en relación íntima con los valores de la modernidad:
- Principio sistémico u organizacional: Existe una relación entre el conocimiento de las partes con el conocimiento del todo.
- Principio hologramático: De forma sintética, la idea central de este principio es que las partes están dentro del todo, y el todo está en cada parte.
- Principio retroactivo: Una causa actúa sobre un efecto, a su vez, éste sobre la causa.
- Principio recursivo: Este principio resalta la auto-producción y la auto-organización presente en las formas de pensamiento humano.
- Principio de autonomía y dependencia: En este principio se resalta la autonomía de los seres humanos junto a su dependencia del medio.
- Principio dialógico: Este principio integra la diferencia como complementario.
- Principio de la reintroducción del sujeto: El eje central de este principio es la incertidumbre, presente en la elaboración del conocimiento al poner de relieve que todo conocimiento es una elaboración de la mente.
En el pensamiento complejo, Morin plantea la heterogeneidad, la interacción, el azar; todo objeto del conocimiento, cualquiera que él sea, no se puede estudiar en sí mismo, sino en relación con su entorno. Precisamente por esto, toda realidad es sys, por estar en relación con su entorno.
Para Morin es necesario el pensamiento complejo; aquel “pensamiento capaz de unir conceptos que se rechazan entre sí y que son desglosados y catalogados en compartimentos cerrados” por el pensamiento no complejo. No se trata de rechazar lo simple, se trata de verlo articulado con otros elementos; es cuestión de separar y enlazar al mismo tiempo. Se trata pues, “de comprender un pensamiento que separa y que reduce junto con un pensamiento que distingue y que enlaza”.
La Pragmática y el Proceso de Socialización
La relación del signo con los intérpretes (sujetos socioculturales en un “contexto social” concreto) es la dimensión pragmática. La pragmática se ocupa del origen, uso y efectos de los signos en el ámbito comportamental en que aparecen.
La semántica trata de la significación, y la sintaxis estudia las combinaciones de los signos al margen de su significación específica y de su relación con el comportamiento en que aparecen.
“Definimos la socialización como el proceso por cuyo medio la persona humana aprende e interioriza - en el transcurso de su vida-, los elementos socioculturales de su medio ambiente, así como en especial el lenguaje simbólico, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir (…) Este proceso se inicia con el nacimiento, prosigue a lo largo de toda la vida y concluye con la muerte” (Rocher, G. 1990).
Cuando hablamos de “elementos socioculturales”, nos referimos a la adquisición de cultura: “(…) los conocimientos, de los modelos, de los valores, de los símbolos; en resumen, de las “maneras de obrar, de pensar y de sentir, propias de los grupos, de la sociedad, de la civilización en cuyo seno está llamada a vivir una persona.
Desde la definición dada, “como consecuencia de la socialización, algunos elementos de la sociedad y de la cultura pasan a ser parte integrante de la estructura de la personalidad psíquica, hasta el punto de convertirse en materiales o en una parte del contenido de dicha estructura. No es posible calibrar qué proporción de la cultura y del sistema social es así integrada a la personalidad. La proporción, por lo demás, varía de una persona a otra. Lo que sí puede afirmarse es que la cultura y el sistema social, una vez integrados en la personalidad, pasan a convertirse, en la obligación moral, en la regla de conciencia y en la manera que parece “natural” o “normal” de obrar, de pensar o de sentir” (Rocher, G. 1990).
Los “agentes de socialización”, son tanto personas, como grupos e instituciones, entre las que se encuentran: la familia y la escuela, los grupos de edad, las empresas, una Universidad, los movimientos sociales, y muy especialmente hemos de nombrar a los medios de comunicación, así como también los nuevos agentes socializadores como son las distintas redes sociales, las comunidades virtuales, etc.