El Pensamiento Sofista: Relativismo y Convencionalidad

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Puntos centrales del pensamiento sofista

Relativismo

Definición: Se entiende por relativismo aquella teoría según la cual no existen verdades absolutas, objetivas, inmutables y universales, sino que la verdad es relativa, subjetiva, cambiante y particular.

El relativismo se expresa en la afirmación de Protágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas". No existe una verdad universal, común a todos, sino que cada hombre tiene su verdad.

Convencionalidad de las instituciones políticas y de las normas morales

Sentido de la doctrina de la convencionalidad

Lo convencional se opone a lo natural: lo convencional es cambiante y particular, resultado de un acuerdo entre los hombres. Lo natural es inmutable y universal, válido para todos, y emana de la naturaleza humana. Por ejemplo, saludarse es natural, pero dar la mano para saludar es convencional.

Convencionalidad de las normas políticas

Entre las doctrinas político-morales de los sofistas, destaca su afirmación de que tanto las instituciones políticas (nomos) como las normas e ideas morales vigentes son convencionales.

Carácter convencional, no natural, de las normas morales

Los sofistas defienden que lo que se considera bueno y malo, justo e injusto, no es fijo, absoluto, universalmente válido ni inmutable, sino cambiante y particular.

Para llegar a esta conclusión, los sofistas presentan un argumento doble:

  1. De una parte, la falta de unanimidad acerca de qué sea lo bueno, lo justo, etc.
  2. El otro argumento es la comparación entre las leyes y normas morales vigentes y la naturaleza humana. Lo único verdaderamente absoluto e inmutable (es decir, común a todos los hombres) es la naturaleza humana. El comportamiento natural en estado puro, anterior a cualquier cultura, lo ven los sofistas Calicles y Trasímaco en el niño y en el hombre como animal.

De estos dos modelos se deduce que solo hay dos normas naturales de comportamiento: la búsqueda del placer (el niño llora cuando siente dolor y sonríe feliz cuando experimenta placer) y el dominio del más fuerte (entre los animales, el macho más fuerte domina a los demás). Las normas morales que van contra esos dos comportamientos son antinaturales, son contrarias a la naturaleza.

Los sofistas inician un debate que llegará a Nietzsche, quien declarará que la moral es contraria a la vida, que la moral es el resultado de una inversión de valores gracias a la cual los débiles se protegen de los fuertes.

En resumen, para la primera generación de sofistas, anteriores a la guerra del Peloponeso (Protágoras, Gorgias), el nomos o la ley no es natural sino convencional, pero no antinatural.

Para la segunda generación de sofistas, durante la guerra del Peloponeso (Calicles y Trasímaco), la ley es antinatural.

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