Pensamiento de Tomás de Aquino: Antropología, Ética y Ley Natural
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Antropología
El alma es mortal para Aristóteles; en cambio, para Tomás de Aquino, el alma tiene que ser inmortal. Debido al dualismo cuerpo-alma, establece, siguiendo a Aristóteles, unas potencias del alma que se encuentran en el ser humano:
- La vegetativa: pertenece a la vida y se ocupa de la nutrición y la reproducción. También se da en las plantas y animales.
- Sensitiva: se encuentra también en los animales, implica la sensación y la memoria. Todos los seres que están en movimiento buscan su lugar.
- Intelectiva: es la propiamente humana; en ella se producen el pensamiento y la voluntad, el uso de la razón.
Ética
Para Tomás de Aquino, el fin último también es la felicidad, y esta felicidad es el acercamiento a Dios.
El intelecto se plantea cuál es el fin del hombre y qué le mueve a actuar. La respuesta de Tomás es que la felicidad es el fin último del hombre. El intelecto suministra a la voluntad la imagen del bien, y la voluntad tiende a seguirla. Igual que la razón especulativa tiene un hábito natural para captar los primeros principios del conocimiento, la razón práctica lo primero que capta es el bien.
El hombre tiene libre albedrío, por lo que puede decidir alejarse de los bienes y tener una mala conducta. Por tanto, el mal no es una entidad en sí mismo, sino un alejamiento del bien producido por el libre albedrío.
Política
Distingue tres tipos de leyes:
- La ley eterna: es el plan de Dios para el gobierno del universo. Es lo que llamamos Providencia, cuando la sabiduría divina dirige a todas las criaturas hacia su fin natural.
- La ley natural: es la participación de la criatura racional en la ley eterna. Coincide con la ley moral y sus contenidos se derivan de las inclinaciones del ser humano; rige los principios morales.
- La ley positiva: creada por el hombre siguiendo los preceptos impuestos por la ley natural.
La razón nos presenta el bien como algo que todos perseguimos o debemos perseguir y el mal como algo que debemos evitar; aquello a lo que el hombre se siente naturalmente inclinado lo capta como bueno según su naturaleza. Por tanto, el orden de los preceptos morales es correlativo al de las inclinaciones y constituye los contenidos de la ley natural.
Todo hombre tiende como sustancia a conservar su existencia y a conservar su ser. Como naturaleza racional, el hombre tiende a buscar la verdad y vivir en sociedad respetando las imposiciones de la justicia, de la cual derivan las leyes positivas creadas por el hombre.
Las leyes positivas han de ser coherentes con la ley natural y con la ley divina.
Cuando se cumplen los mandatos dictados por la ley natural, se considera que el hombre es virtuoso y puede alcanzar la felicidad, pero es una felicidad natural que se encuentra en este mundo. Esta felicidad nos conduce a la felicidad sobrenatural, el Bien Supremo, que consiste en un estado de beatitud en el que alcanzamos la contemplación de Dios.