El Periodo Democrático de la II República: De la Proclamación a la Guerra Civil
La Segunda República Española
1. Introducción: El Deseo de Modernización
A comienzos del siglo XX, la sociedad española deseaba acabar con la corrupción del sistema. Los intentos de regenerar el régimen habían fracasado, incluyendo el recurso a la dictadura militar o la monarquía en la política de crisis, que acabó derrotada. En 1931, comenzaba una nueva etapa democrática con la República.
Los gobiernos emprendieron una serie de reformas políticas y sociales para modernizar el país, pero se encontraron con una oposición que consideraba los cambios como atentados contra sus intereses de clase. El conflicto entre los partidos de las reformas y los oponentes estalló en 1936, provocando una Guerra Civil.
2. El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró presidente a Berenguer, quien debía preparar unas elecciones y establecer la restauración, pero la oposición política estaba unida en su contra. Republicanos, socialistas y nacionalistas firmaron en 1930 el Pacto de San Sebastián, donde se comprometían a presentarse en coalición a las elecciones para implantar un gobierno provisional y convocar Cortes Constituyentes.
El 14 de febrero, Berenguer dimite y es nombrado presidente Aznar. El 12 de abril de 1931 se celebraron unas elecciones, triunfando la coalición republicana-socialista. El rey abandona España y se proclama la Segunda República. Francesc Macià proclamó en Barcelona la República Catalana dentro de la Federación Ibérica.
El Gobierno Provisional fue presidido por Niceto Alcalá-Zamora y convocó elecciones legislativas, donde triunfaron republicanos y socialistas. Las Cortes se encargaron de redactar una nueva Constitución, con 9 capítulos y 125 artículos, aprobada en diciembre de 1931. En ella se reflejaban los siguientes principios fundamentales:
- Soberanía popular.
- España como una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia.
- Sufragio universal puro (incluyendo el voto femenino).
- Estado aconfesional.
- Cortes unicamerales.
- Posibilidad de autonomía.
- Reconocimiento de los derechos individuales.
- División de poderes.
3. El Bienio Reformista (1931-1933)
Tras aprobarse la Constitución, se convocaron elecciones a Cortes ordinarias. Se eligió a Manuel Azaña como presidente del Consejo de Ministros y a Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República. El gobierno republicano-socialista afrontó la modernización emprendiendo reformas en cinco frentes principales:
Reforma del Ejército
Se redujo la extensa cadena de mandos y se ofreció la posibilidad de jubilarse con el sueldo íntegro, lo que garantizó la fidelidad del ejército. Además, se creó la Guardia de Asalto.
Relaciones con la Iglesia y Laicismo
Las medidas laicistas hicieron ver a la República como un régimen contrario a las convicciones de los católicos. El gobierno estableció el laicismo, retiró las aportaciones económicas del Estado y prohibió ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas.
Educación
Se destinaron recursos para la creación de escuelas y la religión dejó de ser materia obligatoria en los centros públicos.
Reformas en el Campo
Se llevó a cabo una reforma agraria, la cual, debido a su lentitud y complejidad, fracasó en gran medida.
Estatutos de Autonomía
Con lo establecido en la Constitución, se inició el proceso de elaboración de los estatutos de autonomía para las regiones que lo solicitaron.
4. Consecuencias y Fin del Bienio
Todas estas medidas mostraban la ambición reformista de la II República, pero el régimen creó muchos problemas y enemigos que veían amenazados su influencia y su poder. Esta oposición se contrapuso con los partidos de izquierda, que consideraban lentas algunas reformas. Sindicalistas y anarquistas pedían un cambio más radical.
En 1933, los sucesos de Casas Viejas debilitaron al gobierno, enfrentaron a los partidos de izquierda y provocaron la pérdida de las siguientes elecciones.
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