Perlimplín y el Deseo en Cernuda: Un Viaje desde Lorca hasta la Poesía Surrealista
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El Simbolismo de Perlimplín en la Obra de Lorca
Lorca utiliza a Pierrot para explorarse desde una perspectiva identitaria, interesándose por un Pierrot existencialista. Superpone símbolos relacionados con el surrealismo pictórico y su vínculo con Dalí.
Perlimplín, el personaje central de la obra teatral de Lorca, es un ser poliédrico. Se le presenta como un anciano cómico que sufre burlas, pero finalmente, es él quien emerge como el perdedor de la burla, representando la metamorfosis de lo trágico en la obra de Lorca. Este personaje no es una creación original, sino que tiene raíces en un género del siglo XIX, las "Aleluyas", que a su vez derivan de los "motis" del siglo XVI. De ahí el carácter infantil que se observa en el primer cuadro. Además, se fusiona con otras tradiciones del teatro clásico europeo, particularmente de la literatura castellana de la Edad de Oro. Se puede interpretar como la creación de un ser ficticio al estilo quijotesco, una locura temporal provocada por el amor. La negación de sí mismo posee una fuerte entidad y refleja la influencia de Cervantes.
Perlimplín actúa como redentor, y en esto se aprecia la metáfora de Cristo, un elemento recurrente en las obras de Lorca. Presenta un componente narcisista que, a primera vista, podría vincularse con la creación donjuanesca. Es un héroe libre en la resolución de su conflicto interno, un ejercicio de libertad dionisíaca que desafía las normas.
La Evolución del Deseo en la Poesía de Cernuda
Primeras Poesías: La Imagen del Deseo
En sus primeras poesías, Cernuda se presenta como un poeta joven que busca construir la imagen del deseo. Esta imagen no es clara, se vislumbra bajo el prisma de una luz artificial que impide el contacto del poeta con la realidad. Se desarrolla un ejercicio interno y onanista, propio de la adolescencia. El poeta crea un desdoblamiento de sí mismo, conociendo el deseo a través de su propia experiencia. El "tú" es el reflejo del "yo". Es un acto reflejo, una contemplación de sí mismo. Todo esto surge de un problema de sociabilidad; Cernuda teme.
Un río, un amor: La Ausencia del Amor y el Surrealismo
En Un río, un amor, Cernuda canta a la ausencia del amor en el mundo. El escenario se traslada del ambiente íntimo y personal del cuarto juvenil a un paisaje urbano, frecuentemente nocturno y tormentoso, caracterizado por el frío, la niebla, el viento y la lluvia. El único contraste son breves viñetas de tierras lejanas y desconocidas, inspiradas en el cine o en canciones populares. Mantiene un vínculo con el surrealismo, lo que le permite expresar poéticamente los contenidos anímicos, hasta entonces apenas insinuados. El surrealismo representa una invitación a la libertad de la conciencia y, especialmente, de la subconsciencia, para expresarse en el poema sin restricciones. Gracias a esto, el poeta logra elevar su voz poética al nivel de las emociones, alcanzando su madurez creativa y la expresión sincera y auténtica de su otredad.
Establecida la correlación entre vida y poesía, Cernuda establece otra: la del mundo interior y exterior. Intenta interpretar la realidad desde la verdad de su deseo. Lo que antes era una expresión de expectativas juveniles o fantasías eróticas, ahora se transforma en un enfrentamiento conflictivo entre el deseo de amor y su posibilidad (o imposibilidad) concreta.
Ya no se trata de incertidumbre o un vago presentimiento, sino de la trágica certeza de la imposibilidad de realizar sus esperanzas. Es la concreción del deseo, un desengaño íntimo que culmina en un estado de desolación total.
El título del poemario contiene dos palabras clave: "río", símbolo de lo permanente, y "amor", como una forma de muerte por la claudicación del yo.
Este poemario expresa el fracaso de un hombre, de todo hombre, que deposita sus esperanzas en el amor como salvación de la muerte.
Los placeres prohibidos: Erotismo y Rebeldía
En Los placeres prohibidos, Cernuda continúa utilizando técnicas del surrealismo, lo que le lleva a la cima de su expresión poética íntima. El título denota una intensificación del aspecto erótico del tema amoroso; ya no se habla de amor, sino de placeres. Esto implica una claudicación en la búsqueda. Es un poemario melancólico que destaca la ausencia del amor y afirma su imposibilidad. El amor se identifica más con el deseo y el placer, perdiendo su profundidad espiritual. Esta experiencia frustrada de la búsqueda del amor lo deja desengañado y amargado. Aunque este fracaso es íntimo y personal, su causa reside en la realidad hostil que lo rodea, y la amargura del poeta se manifiesta en una rebeldía violenta contra esa realidad que destruye su ideal anhelado.