Permanencia y Cambio: La Visión de Parménides y los Filósofos Pluralistas
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Parménides de Elea (540-472 a.C.). Su pensamiento es visto en polémica directa con el de Heráclito. Escribió un poema llamado Sobre la Naturaleza, donde proclama la inmutabilidad radical de la realidad.
Es decir, según Parménides, los cambios que afirma Heráclito son solo apariencias sensoriales; la razón nos lleva a negarlos.
Los pitagóricos ya despreciaban las aportaciones sensoriales. Parménides creía: si los sentidos nos dicen una cosa y la razón otra, es necesario que nos fiemos más de la razón. Los sentidos nos engañan con fuerza; en cambio, un razonamiento lógico nunca engaña. Por consiguiente, lo que se piensa con rigor lógico debe ser real.
Parménides, en su poema, afirma que una diosa le ha revelado una verdad incuestionable: "el ser es y el no ser no es". Parménides comienza a extraer de esta verdad consecuencias lógicas, y la más importante es justamente la negación de la posibilidad de entender el cambio. Se llega a un punto en que la afirmación del cambio es absurda; no hay ninguna posibilidad racional de entenderlo, ya que es pura ilusión.
Intentos de Conciliación: Los Pluralistas
Empédocles, Anaxágoras y los atomistas Leucipo y Demócrito protagonizan el primer intento de conciliación. Estos pensadores pretenden sumar perspectivas: aceptan de Heráclito que la physis es un proceso de cambios constantes y aceptan de Parménides que lo que es no puede venir de lo que no es. Estas coincidencias en sus pensamientos nos permiten agruparlos como pluralistas.
- Lo existente no ha surgido de un solo y único principio, sino de la unión de diferentes elementos primigenios, de ahí el nombre de "pluralistas".
- Los cambios que observamos son combinaciones de los elementos primigenios, no transformaciones de estos.
Empédocles (494-432 a.C.)
Amigo de Parménides. Establece la famosa teoría de los cuatro principios (agua, aire, fuego y tierra); esta sería la realidad que nunca cambia. Las cosas naturales son combinaciones de estos elementos, regidas por dos fuerzas: amor y odio.
Anaxágoras (500-428 a.C.)
Emigró a Atenas y con él la filosofía. Fue acusado de ateísmo, ya que afirmaba que el Sol no era una divinidad sino una piedra incandescente, y tuvo que exiliarse.
Para Anaxágoras no existen solo los cuatro principios, sino tantos elementos primigenios como tipos de cosas; en cada cosa hay porciones de todas las cosas en las que ella puede convertirse. Que predomine un elemento u otro depende de la intervención de una fuerza que llama Nous, es decir, depende de una mente o intelecto.
Leucipo de Mileto (450 -? a.C.) y Demócrito de Abdera (460-370 a.C.)
Consideran que la realidad básica está integrada por una infinidad de pequeños objetos duros: los átomos, que se mueven libremente por azar. Todas las cosas del mundo son un conglomerado de átomos. Los cambios que observamos son reconfiguraciones de este conglomerado de átomos, que son posibles gracias al vacío (espacio entre átomo y átomo).