La Permanencia Digital: Desmitificando el Borrado de Archivos y la Privacidad en Línea

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La Privacidad No Existe: La Huella Imborrable

Borrado de Archivos: La Ilusión de la Papelera de Reciclaje

¿Los archivos que borro de mi ordenador desaparecen?

La mayoría de usuarios de soportes digitales creemos que acudir al icono de la papelera es garantía suficiente para deshacernos de un archivo. Sin embargo, cuando enviamos un documento a la papelera y luego la vaciamos, lo único que hacemos es ocultar el indicador que identifica ese archivo en la memoria del ordenador, no borrar su contenido. El contenido original permanece en el disco duro, de donde es fácilmente recuperable.

Todo lo que eliminamos en nuestros ordenadores mediante los habituales sistemas de borrado queda registrado y no desaparece. Un documento grabado en un soporte digital nunca se borra de forma inmediata.

La única manera de eliminarlo es escribiendo otro archivo encima, un proceso conocido como sobrescritura. No obstante, nada garantiza que el nuevo documento se haya situado exactamente en el mismo lugar del disco duro donde estaba el antiguo. Existen programas dedicados a sobrescribir archivos concretos para garantizar un borrado más eficaz, pero incluso este software a veces deja intactos algunos fragmentos del documento que deseábamos hacer desaparecer.

“No hay ningún sistema que garantice al cien por cien la eliminación de un archivo en un soporte digital.”

Ni siquiera sobrescribiendo varias veces un documento encima del que queremos borrar es seguro que no quede algún dato antiguo que pueda ser recuperado. Este concepto se resume en la frase: NI A MARTILLAZOS.

La Persistencia de Datos en la Nube y el Correo Electrónico

¿Y los 'e-mails' que elimino de mi cuenta de correo?

Si es difícil borrar el rastro que dejamos en los soportes digitales físicos, más complicado aún es hacer desaparecer nuestra huella cuando interactuamos en internet, ya sea para mandar un correo, participar en un chat, poner un mensaje en Twitter o hacer un comentario anónimo en un foro.

A las marcas que dejan en el disco duro los e-mails “que creemos que eliminamos”, se unen los registros que permanecen de estos mensajes en los ordenadores centrales de las empresas que ofrecen el servicio de correo electrónico. Los servidores de Yahoo y Gmail, por ejemplo, guardan durante 18 meses los e-mails que borramos.

Lo que hacen las entidades de correo con nuestros e-mails es un misterio para los usuarios, que confiamos ciegamente en ellas pidiéndoles que lleven y traigan nuestras informaciones privadas, pensando que estas permanecen opacas a ojos extraños. Nada más alejado de la realidad. Los robots de Google, por ejemplo, leen y escanean los mensajes que enviamos por Gmail para ofrecernos publicidad relacionada con los temas que tratamos en nuestros correos.

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