Personajes de La Fundación de Antonio Buero Vallejo: Profundidad y Simbolismo en el Drama

Personajes de La Fundación de Antonio Buero Vallejo: Profundidad y Simbolismo

Los personajes de la obra La Fundación, del dramaturgo Antonio Buero Vallejo, son individualidades a través de las cuales el autor busca representar las diversas reacciones humanas ante una situación límite. En este drama, frente al poder dominante de esa institución, los protagonistas se encuentran en una encrucijada. Solo les queda una esperanza en su destino, acorde con la tendencia de Buero Vallejo en la mayor parte de su obra: la incertidumbre sobre si Tomás y Lino serán ejecutados o lograrán escapar. A continuación, se detallan los personajes principales:

Tomás

Tomás es un joven que aspira a ser escritor y el protagonista central de la obra, con cuyo punto de vista se identifica el espectador. Sufre una enfermedad mental provocada por el hecho de haber delatado a sus compañeros. Deforma la realidad, transformando la dura situación de la cárcel en el lugar idílico de la Fundación. Va descubriendo la verdad poco a poco. Partiendo de la pasividad y el autoengaño, llega al compromiso y la denuncia al final de la obra. Lleva todo el peso dramático, y gracias a él y a su proceso de desalucinación, los espectadores llegan a conocer el significado pleno del drama. Además, es significativo que nunca abandone la escena.

Asel

Asel es el personaje de mayor edad y el cabecilla del grupo. Amigo de Tomás, le salva la vida en su intento de suicidio. Es el más inteligente e intenta por todos los medios que Tomás recupere la cordura. Al igual que el protagonista, en el pasado traicionó a algunos compañeros, delatándolos bajo tortura. Al final, se suicida para evitar una nueva confesión que frustrara los planes de huida. Su carácter firme y a la vez tolerante con las debilidades humanas, su actitud conciliadora y su predominio moral sobre los demás personajes lo convierten en un referente humano ejemplar.

Tulio

Tulio es el más distante con Tomás, llegando a burlarse de su situación. Por esto, se enfrenta con Asel y Max. Es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el transformado o fingido por sus compañeros. En cierto modo, sufre un proceso inverso al de Tomás. Es conducido al cadalso justo en el momento en que se dedica a fantasear con sus amigos, a soñar con un futuro mejor, justo antes de que Tomás haya por fin reconocido su situación. Cuando se lo llevan, le reitera a este que deje de soñar despierto y que vuelva a la realidad.

Max

Max es un personaje tranquilo y bromista que defiende a Tomás al principio, aunque comienza a atacarle en el momento en que sospechan que el 'loco' pudo haber sido el delator. Al final, se descubre que es él quien ha traicionado al grupo a cambio de comida y comodidades. Su doblez egoísta lo condena moralmente. Es asesinado por Lino en el desenlace de la obra.

Lino

Lino es un personaje muy impulsivo y brusco. Desde el principio, intenta decirle la verdad a Tomás, pero de forma violenta, llegando a creer que está fingiendo. Descubre que Max es el delator y aprovecha la confusión generada por el suicidio de Asel para matarlo. Es un hombre muy activo al que le falta el contrapeso de la prudencia y la reflexión. A pesar de todo, al final de la obra reconoce su error y apunta hacia una actitud renovada.

Berta

Berta es la novia de Tomás, quien cree que está en otro pabellón de la Fundación, pero eso solo sucede en su mente, pues en realidad ella está en la calle. Tiene un ratón blanco que ha robado del laboratorio y al que ha llamado Tomás. Aborrece La Fundación. Intenta que Tomás se dé cuenta de lo que ocurre a su alrededor. En cierto modo, podría considerarse un desdoblamiento de la personalidad de Tomás, como la parte que permanece en la realidad. Simboliza la voz de la conciencia y la razón. Es un refugio para él, pero a través de ella se van filtrando fragmentos de la realidad que él conoce, pero preferiría ignorar.

El Hombre

El Hombre es un compañero de celda enfermo con el que habla Tomás hasta que descubre, cuando se lo llevan, que está muerto. Tiene una doble función: representa a las víctimas del sistema represivo y es el primer eslabón en el proceso de desalucinación de Tomás.