Personajes de pepita Jiménez
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La narrativa realista se caracteriza por estos rasgos:
Interés por la realidad y lo cotidiano. Los novelistas sustituyeron los motivos históricos y exóticos del Romanticismo por ambientes y personajes actuales.
Tratamiento de temas propios de su tiempo. Se abordaron los conflictos sociales y políticos coetáneos: las diferencias sociales entre clases, las condiciones de vida de la clase obrera, el caciquismo...
Búsqueda de la objetividad y el verismo. La intención del autor realista era construir un mundo literario que fuera fiel representación de la realidad.
Presencia crítica del autor. El autor expresa sus opiniones a través del narrador.
Empleo del narrador omnisciente. De este modo, se podían analizar los pensamientos y las emociones de los personajes.
Estilo sobrio y sencillo. Se busca un lenguaje objetivo, preciso y claro.
Cuidada recreación del habla de los personajes. El diálogo cobró una gran importancia: se retrata de manera fidedigna el habla de los personajes con arreglo a su clase social.
el Realismo: La etapa propiamente realista comienza en 1870 con la publicación de La Fontana de Oro, de Benito Pérez Galdós, y se caracteriza por el afán de retratar con intención crítica la realidad coetánea. En general, el narrador adopta una actitud más objetiva, y los personajes son objeto de un retrato psicológico más minucioso. Junto con Galdós, destacaron Juan Valera y José María de Pereda.
Juan Valera (1824-1905) publicó en 1874 su obra más importante, Pepita Jiménez. Se trata de una novela epistolar en la que se relata el amor entre un seminarista, Luis de Vargas, y la prometida de su padre, Pepita Jiménez. El doble conflicto —religioso y familiar— se resuelve felizmente: Luis de Vargas abandona el seminario y su padre acepta que se case con Pepita.
José María de Pereda (1833-1906) compuso novelas ambientadas en su Cantabria natal, como Sotileza o Peñas arriba, en las que elogia la vida rural y critica el progreso.
El Naturalismo
El éxito de las novelas de Zola tuvo como consecuencia la aparición en España de los primeros textos naturalistas a partir de 1881, año de publicación de La desheredada, de Galdós.
En el Naturalismo se recrean los aspectos más sórdidos de la realidad. Los personajes son víctimas de su condición física, de la herencia genética y del medio en el que viven. Estos factores determinan su destino y les impiden ser libres. Los novelistas más destacados fueron Leopoldo Alas «Clarín», Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue la más destacada defensora en España del Naturalismo. Entre sus novelas sobresalen Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza; ambas se sitúan en el mundo rural gallego y plantean el tema del determinismo del medio.
Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) es autor de obras como La barraca o Cañas y barro, que se ambientan en tierras valencianas y desarrollan tramas próximas al folletín, marcadas por la violencia y la fatalidad.