Petrarquismo y Neoplatonismo en la Lirica del Siglo de Oro: Amor, Belleza y la Tradición Poética

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Este poema desarrolla imágenes que luego se repiten, creando versiones. En cuanto a la narratividad del texto, el tema del cancionero es una historia de amor y también una lección moral acerca del valor ejemplar que el yo lírico quiere dar a la posteridad. Dos lecciones: una temática, la condena de los males del amor, donde el arrepentimiento es falso y forma parte del relato, es un metatexto. El yo lírico quiere elevarse a través de la literatura. La amada es un ser único, modélico; en todo el cancionero hay una sola dama a la que se le dedican todos los poemas. Es una especie de eje conceptual que aglutina todos los elementos del texto, un repertorio de imágenes que se van señorializando. El amor cambia mucho, evolucionando hacia el neoplatonismo.

El tema amoroso se caracteriza por ser neoplatónico en lugar de cortés, y el sentimiento se convierte en palabra. Este tipo de amor se conoce como petrarquista, puesto que aparece un modelo de escritura poética que gira en torno a la amada. En este madrigal, Gutierre de Cetina pretende ensalzar la belleza de los ojos de la amada de cualquier manera, aunque esta le mire con ira.

Influencia del Petrarquismo

Por otro lado, la tradición poética en la que se inserta esta obra participa del petrarquismo: el neoplatonismo y los tratados de amor son las corrientes que recoge el *Canzoniere* de Petrarca. Su influencia se extiende sobre toda la lírica española del Siglo de Oro y es el modelo literario amoroso. Es un sufrimiento no solamente aceptado sino también inevitable, y entonces forma parte de la voz poética; se le extirpa, lo matan y quieren seguir en el “infierno de amor”. La belleza es una belleza abstracta que identifica: belleza – verdad – bondad. Destaca la importancia de la vista, una sensorialidad espiritualizada. Esta belleza traslada al poeta a un plano superior. La construcción es absolutamente equilibrada gracias al trabajo en el cruce de conceptos y la colocación de los sintagmas, oponiendo estructuras sintácticas diversas a lo largo del desarrollo del texto. El juego de la adjetivación pospuesta o antepuesta nos da interpretaciones significativas del texto, porque vemos esa tensión que siempre hay entre la abstracción del sentimiento y la representación íntima y sensible de ese sentimiento. Los adjetivos nos llevan a un grado mayor de abstracción.

Imitatio y la Expresión del Sentimiento

Imitatio: la imitación es el motor del poeta. Existe una tensión entre la individualización (expresión individual) del sentimiento y la serialización (la relectura de otros textos donde se han expresado mismos sentimientos en la antigüedad). Como en Herrera, pequeños hipérbatons que aparecen en la poesía garcilasiana se vuelven mucho más abruptos (verso 2), no tan suaves como en Garcilaso. Los enigmas son la conversión del soneto en una especie de jeroglífico, puesto que es un enigma que contiene el poema. Puede ser un juego poético de ver qué se propone al lector, pero en otras ocasiones el enigma proviene de una sabiduría más o menos cifrada, por ese motivo se apela a una sabiduría clásica de textos fuente que hay que conocer. Se produce una intensificación de la sensorialidad. El amor no será sino deseo de gozar la hermosura, un “misticismo poético”. Diseminación-correlación: se llega al extremo de las estructuras de diseminación (puramente renacentista), reiteraciones, lo superlativo.

El Renacimiento y el Humanismo

El Renacimiento se caracteriza por el vitalismo, es decir, se exalta la vida terrenal (el pensamiento ya no es teocentrista). Esto se refleja en el tópico del *Carpe diem*. Surge el humanismo, que es un movimiento renacentista que propugna el retorno a la cultura grecolatina y el conocimiento del ser humano (antropocentrismo). La lengua en esta época, así como en el poema, está dominada por la naturalidad y la sencillez, huyendo de la afectación, del amaneramiento y de la frase rebuscada. Así, el léxico y la sintaxis serán sencillos.

Conclusión

En este poema, Gutierre de Cetina idealiza a su amada, describiendo con buenos adjetivos esos ojos, pero este amor no es correspondido y ella lo mira con desprecio y con ira. El poeta, a pesar de esa mirada, que para él es comparable a una tormenta, sigue viendo bellos estos ojos y prefiere que le mire con desprecio a que deje de mirarle.

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