Pintura Barroca Italiana: Naturalismo y Clasicismo
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Elementos y Temáticas de la Composición Barroca
Los elementos de la composición se relacionan según primeros o últimos términos. Las composiciones se simplifican en cuanto a la ausencia de figuras inútiles o episódicas, buscando la unidad y la claridad compositivas. El desnudo desaparece de las representaciones religiosas, que serán las de mayor desarrollo, persistiendo únicamente en las temáticas mitológicas y alegóricas.
Se enriquece la iconografía con gran cantidad de temas, especialmente los combatidos por la Reforma protestante -Inmaculada Concepción, sacramento de la Eucaristía, etc.-, difundiéndose igualmente los relativos a martirios, visiones místicas de los santos, etc.
Corrientes de la Pintura Barroca Italiana
Tres corrientes principales marcaron el desarrollo de la pintura barroca italiana: el naturalismo, presidido por la obra de Michelangelo Merighi (Caravaggio); el clasicismo, corriente seguida por los Carracci y la Escuela Boloñesa; y, finalmente, el denominado barroco decorativo, nacido de la escuela romana. Son también importantes las escuelas de Nápoles y de Venecia, con autores de las diversas tendencias pictóricas.
Naturalismo en la Pintura Barroca
Corriente pictórica presidida por CARAVAGGIO (1573-1610); su pintura rompe todo lazo de continuidad con el movimiento anterior. Sus características principales son el realismo y los estudios lumínicos. Su realismo se inspira en lo que le rodea, representa lo que ve, escenas y tipos populares y vulgares. Sus estudios de luz se basan en destacar las figuras sobre un fondo oscuro, creando el llamado “claroscuro”. La iluminación, lateral, cae fuertemente sobre las escenas, delimitando claramente las formas iluminadas cuyos colores tienen vivas tonalidades.
El arte de Caravaggio es la antítesis del manierismo cinquecentista y del eclecticismo de los Carracci. Su obra de juventud está marcada por la influencia lombarda y veneciana, con un rico colorido y un gran realismo -el Descanso en la huida de Egipto, el Baco-, también patentes en sus obras de género: Canasta con frutas.
Sus obras más características se inician con la serie para San Luís de los Franceses, con cuadros como San Mateo y el Ángel, La vocación del Santo y El Martirio, con un crudo realismo y fuertes contrastes de luz. Caravaggio inicia una tendencia simplificadora de las composiciones que se muestra ya en obras como las realizadas para la I. de Santa Mª del Pópolo, la Crucifixión de San Pedro y en la Caída de San Pablo (La conversión del San Pablo), donde se acusa más la simplificación, o en cuadros como el David vencedor de Goliat (M. del Prado), todas ellas de inicios del siglo XVII.
En 1602 realiza el Santo Entierro (Vaticano) que, junto a la Muerte de la Virgen (1605, M. del Louvre), se consideran las obras maestras de este autor, en las que alcanza el máximo desarrollo del naturalismo y los estudios lumínicos. De su última época son característicos el David (Gal. Borghese), la Madonna del Rosario, el San Jerónimo, o los retratos de Paulo V y del Caballero de Wignacourt.
Clasicismo en la Pintura Barroca
Este movimiento se fundamenta en los postulados de la Academia de Pintura de Bolonia, fundada por los Carracci, que abogan por un eclecticismo basado en el relieve de Miguel Ángel, el colorido del Correggio y los venecianos, y en el esfumato leonardesco, sometiendo las composiciones a una serie de normas fijas.