Pintura flamenca del siglo XV: Van Eyck, Van der Weyden y El Bosco
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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La escuela flamenca se compone de los pintores que vivieron en las ciudades de Flandes en el siglo XV. Estas ciudades experimentaron un periodo de prosperidad económica y social desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XV, gracias al auge comercial que generó una burguesía establecida en florecientes ciudades comerciales como Brujas y Gante. Esta burguesía se convirtió en la principal clientela de los pintores, a quienes encargaban multitud de obras.
Dentro de este grupo de pintores destacan:
- Los hermanos Van Eyck (primer tercio del siglo XV)
- Roger Van der Weyden (segundo tercio del siglo XV)
- El Bosco (tercer tercio del siglo XV)
Características de la pintura flamenca
La mayoría de las obras son de pequeño tamaño, más apropiadas para adornar estancias hogareñas que templos y palacios. Suelen ser trípticos con tres tablas; las laterales, montadas sobre bisagras, sirven de puertas a la central, decoradas al exterior con pinturas que imitan a la escultura. La técnica utilizada es la del óleo sobre tabla de madera de roble.
Hasta entonces, el óleo se utilizaba para retoques o correcciones, debido a sus numerosos inconvenientes. Los Van Eyck perfeccionaron la técnica introduciendo aceites muy secativos y una resina natural que aglutinaba perfectamente los pigmentos de color.
Proceso de la pintura flamenca
El proceso previo a la pintura requería varias fases:
- Imprimación: Consistía en dar una primera capa blanca de cal y cola animal para evitar la porosidad y una segunda de blanco reflectante que aumentaba la luminosidad y profundidad de los colores y favorecía el deslizamiento del pincel.
- Grisalla: El fondo de la pintura flamenca y el exterior de los trípticos se pintaba en monocromo, empleando el blanco, el negro y todas las tonalidades de grises, creando un enorme efecto escultórico y de resalte de volúmenes.
- Aplicación del óleo por veladuras: Se aplicaban sucesivas capas de pintura. La generalización de esta técnica abrió un campo extenso de posibilidades, permitiendo un dibujo minucioso y preciso, así como matices de colores y efectos de profundidad imposibles hasta entonces, gracias al óleo y a las sucesivas veladuras. Permitía captar el aire, la luz, la atmósfera y una enorme gama de tonalidades cromáticas.