Pioneros y Descubrimientos Clave en la Egiptología Temprana

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Los Primeros Pasos de la Egiptología

Bernardino Drovetti trabaja para la casa Saboya reuniendo diversas colecciones heterogéneas, basadas en papiros que vende al Museo de Turín. Su hallazgo más importante es el llamado Papiro de Turín, el cual contiene la lista de los faraones de Egipto. Es la primera vez que se tiene una lista, aunque incompleta, confiable de los faraones de Egipto que puede confrontarse con la lista que el historiador Manetón había proporcionado en el siglo I a.C.

Henry Salt, encargado por la corona británica, se dedica a obtener cuantas más piezas sea posible para llevar al British Museum. No solo será el encargado de recoger directamente esas antigüedades, sino que además contratará a un personaje fundamental en estos primeros años de la egiptología: Giovanni Battista Belzoni.

Las Exploraciones de Belzoni

Belzoni recorre todo Egipto recogiendo piezas, realizando excavaciones y tomando notas y dibujos. Es el primero que recorre el interior de la Pirámide de Kefrén, dejando su nota de visita en el interior de la pirámide.

Será el primero que dibuje y describa el interior de Abu Simbel, pero no es quien lo descubre. Tiene conocimiento de que otro ilustre viajero del Próximo Oriente, Johann Ludwig Burckhardt, ha descubierto en Nubia el templo de Abu Simbel, y Belzoni decide ir a reconocerlo y describirlo.

Impacto y Egiptomanía

A partir de ese momento, todos los viajeros y aventureros deciden imitar a Belzoni y se introducen en las galerías de las pirámides buscando cámaras ocultas y dejando inscripciones y notas de haber pasado por ahí. El saqueo de estas pirámides es constante. Esas imágenes calaron en artistas y grabadores románticos; quizás David Roberts visitó Egipto.

La difusión de estos grabados románticos potenció el interés por los viajes y el interés científico por el descubrimiento.

El Enfoque Científico: Jean-François Champollion

En ese intervalo, también debemos destacar a personas que trabajan por el conocimiento científico de la cultura egipcia, sobresaliendo la figura de Jean-François Champollion, conservador del Museo del Louvre.

Champollion se da cuenta de que la Piedra Rosetta está escrita en demótico, egipcio (jeroglífico) y griego. En 1828 consigue visitar las ruinas, pero el problema es que Francia no tiene dinero para sufragar por sí misma la expedición. Por lo tanto, consigue, en compañía de Ippolito Rosellini, conservador del Museo Egipcio de Turín, realizar la misión franco-toscana.

Se encuentra en un país donde Salt y otros personajes están saqueando esos restos de la cultura egipcia. Champollion se dedica a dibujar los jeroglíficos y a realizar la primera gramática egipcia. Confirma una teoría: para conocer los propios monumentos de Egipto son esenciales los textos que les acompañan.

La egiptología consigue su reconocimiento plenamente internacional. Champollion se da cuenta de que los relatos de las paredes no coinciden en absoluto con los relatos bíblicos. Será el primero que deje plasmada por escrito la necesidad de la salvaguarda del patrimonio egipcio.

Por tanto, la publicación de la obra de Champollion y los dibujos como los de Roberts dieron lugar a la Egiptomanía, entrando en los circuitos de visita a partir de 1840.

La Expedición Prusiana: Karl Richard Lepsius

Esto provocó que los alemanes entraran en el juego, y aparece en 1842 Karl Richard Lepsius, conservador de antigüedades en los museos prusianos, quien dirigió la expedición prusiana a Egipto hasta 1845. Es la primera vez que Alemania pone pie en Egipto.

Aparte de dibujar monumentos importantes, Lepsius destaca por la primera recopilación a gran escala de papiros egipcios, que sentaría las bases para el primer estudio científico del Libro de los Muertos.

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