Platón: Conocimiento, Alma y la Búsqueda de la Justicia
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El Conocimiento como Reminiscencia en Platón
Para Platón, conocer es recordar. Todo conocimiento es, en esencia, un recuerdo. El conocimiento nuevo, en realidad, es la reminiscencia de un conocimiento anterior. Este mundo, múltiple y cambiante, hace que el conocimiento sea inaccesible, ya que lo semejante conoce a lo semejante. Es aquí cuando la Teoría de las Ideas de Platón entra en juego. Para conocer la idea de igualdad, por ejemplo, es necesario un elemento inmaterial: el alma. Los sentidos no pueden conocer lo inmaterial. Existe un mundo inmaterial, donde el alma ha estado en contacto en una vida anterior. La Teoría de la Reminiscencia es una forma de explicar la indudable existencia de conocimientos *a priori*, independientes de la experiencia. Explica el porqué de ese anhelo por el conocimiento: el alma quiere recuperar el conocimiento de las ideas que vivió en otra vida. La filosofía, para Platón, es una preparación para la muerte, una liberación del alma para recuperar lo perdido, y esa liberación es la muerte y la planificación del mundo.
La Justicia y la Polis Ideal según Platón
Platón trata de establecer el modelo de la mejor forma de vida para la comunidad y para el individuo. Solo puede haber realización humana dentro de un régimen justo. La concepción platónica de la justicia tiene su fundamento en su concepción acerca de la naturaleza humana. El ser humano está compuesto por dos principios de naturaleza totalmente opuesta: el cuerpo, de naturaleza material, y el alma, de naturaleza inmaterial. Debido a su naturaleza material, el cuerpo se considera el componente inferior del ser humano, y en él localiza Platón todo lo negativo. En cambio, el alma es sobrenatural, procede de un mundo superior (mundo inteligible), con el que ha estado en contacto en una vida anterior. Pero debido a la influencia del cuerpo, el alma se ha contaminado, adquiriendo las llamadas pasiones y apetitos.
La Estructura de la Sociedad Ideal
La injusticia máxima, según Platón, parece ser la de una vida colectiva en la que primen la satisfacción de los deseos y el egoísmo consustancial. Esto solo puede impedirse efectivamente si en la *polis* gobiernan aquellos hombres en los que predomina la tendencia superior y más noble: la del conocimiento. Solo los filósofos, y su brazo armado, los guardianes, pueden controlar y guiar a todos los que forman la comunidad. Solo ellos pueden promover esos modos de vida que, según Platón, constituyen la auténtica humanidad. Evidentemente, los filósofos deben empezar por controlarse a sí mismos, pero su naturaleza especial lo hace posible, lo que no ocurre con el resto.
El Eros y la Búsqueda de la Belleza
Eros significa deseo o atracción por una persona. Platón, como buen griego, comparte el valor y la importancia que se le da a las cosas bellas, o a los cuerpos bellos. Lo que Platón sostiene es que si experimentamos atracción por algo bello es porque nuestra alma ha contemplado la belleza en sí. Cuando el alma abandona el mundo inteligible, olvida que ha contemplado las ideas, y esto sucede con la Idea de Belleza. El ser humano experimenta ese deseo o esa atracción como una reminiscencia, un anhelo de recuperar aquella belleza que contemplamos, la belleza en estado puro. Lo que debemos hacer es darnos cuenta de que ese deseo por algo bello es el deseo de recuperar la Idea de Belleza. Buscamos objetos bellos para así llegar a la Idea de Belleza y recuperar aquello que se había olvidado. El amor platónico busca la belleza en las cosas inmateriales y no en el sexo.