Platón: Epistemología, Alma y la Construcción del Estado Justo

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La Filosofía Platónica: Del Conocimiento del Alma al Estado Ideal

El Dualismo Platónico y la Epistemología

Así pues, las últimas dos partes del alma son manifestaciones sensibles que desaparecen con la muerte del cuerpo; por lo tanto, la verdadera naturaleza del alma reside en su parte racional. El dualismo de la filosofía platónica se manifiesta también en el problema del conocimiento.

La Reminiscencia y el Mundo de las Ideas

La epistemología platónica nos plantea el modo de conocer la verdadera realidad, el Mundo de las Ideas, mediante el procedimiento de la reminiscencia. Para Platón, conocer es recordar, ya que el alma, antes de encarnarse en el mundo sensible, contemplaba las Ideas. Sin embargo, al unirse al cuerpo, olvida lo que conocía en su anterior existencia, pero el conocimiento no desaparece, sino que permanece en ella en forma de Ideas innatas. Así pues, la experiencia sensible es, para nuestro autor, una provocación al alma para recordar ese conocimiento y desencadenar un proceso de aprendizaje que culminará en la contemplación de la Idea del Bien, entendida por Platón como el más alto grado de conocimiento: la dialéctica.

Tipos de Conocimiento: Opinión y Ciencia

La duplicación del mundo, para nuestro autor, supone la duplicación del conocimiento. Así pues, rechaza el conocimiento sensible, sujeto a continuo cambio, y formula la existencia de dos tipos de conocimiento: la opinión, que abarca el conocimiento de la experiencia; y la ciencia, propia del conocimiento de las Ideas.

Aplicación Ético-Política de la Filosofía Platónica

La Educación como Clave del Conocimiento Verdadero

La segunda línea de argumentación corresponde a la aplicación práctica, en el campo ético-político, de la metafísica y la epistemología platónica. Si bien el ser humano es dual, solo la parte correspondiente al mundo inteligible puede acceder al conocimiento verdadero, siempre que cumpla un sistema educativo propuesto por el filósofo. Para Platón, la educación es la clave para que las naturalezas más capaces se desprendan del mundo espacio-temporal y miren hacia las auténticas realidades, hacia las Ideas. La educación no consiste en introducir enseñanzas, sino en girar el alma para que contemple las Ideas del mundo inteligible.

Etapas del Sistema Educativo Platónico

Las etapas del sistema educativo ideado por nuestro autor constan de:

  • Veinte años de preparación física para educar al cuerpo en austeridad y obediencia.
  • Otros diez años en los que se cultivan las ciencias pre-dialécticas con el fin de desprenderse del conocimiento sensible.
  • Los últimos veinte años dedicados a la dialéctica, que es el verdadero conocimiento, la llegada al mundo inteligible («la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de este, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible, no errarán[…]»).

El Estado Ideal y la Justicia en Platón

El fin último de La República es la organización de un sistema político justo que solo puede ser dirigido por un gobernante justo, que haya cumplido el sistema educativo platónico y haya contemplado la Idea del Bien («tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública»). De este modo, nuestro autor plantea un Estado utópico, un modelo de gobierno dirigido por una aristocracia de la virtud y el saber, donde el poder está fundamentado en la sabiduría del gobernante.

La Sociedad y el Alma Humana

La preocupación de Platón por descubrir la organización política ideal se basa en la premisa de que el ser humano es social por naturaleza, en virtud de la cual se concibe al ser humano como individuo y ciudadano a la vez. El filósofo concibe el Estado-Ciudad como un gran organismo humano en el que cada clase social se corresponde con una parte del alma humana:

  • Las clases trabajadoras con el alma concupiscible.
  • Los guardianes con el alma irascible.
  • Los gobernantes con el alma racional.

De forma paralela, la armonía personal se equipara a la justicia en la ciudad como condición sine qua non y objetivo máximo del Estado perfecto.

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