Platón y la República: Explorando la Alegoría de la Caverna y su Filosofía Política

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Introducción a la Filosofía Política de Platón

El texto que nos disponemos a explicar pertenece a la República, diálogo del período de madurez en el que Platón, decepcionado por la situación decadente de la democracia ateniense y la muerte violenta de su maestro Sócrates, propone una alternativa de polis ideal donde reine la justicia y sea imposible el asesinato de un hombre justo como Sócrates.

La Alegoría de la Caverna: Símbolo de la Filosofía Platónica

Contexto y Significado Central

El libro VII contiene la alegoría de la caverna, la más completa sinopsis de la filosofía platónica, surgida de su propia mano. El fragmento se inicia tras el relato de Sócrates, personaje literario por cuya boca se expresa Platón, cuando se dispone a explicárselo a su interlocutor Glaucón.

Simbolismo y Realidad

La caverna y el fuego simbolizan el mundo sensible; lo que hay fuera de ella y el sol representan al mundo inteligible. Platón establece un paralelismo entre la luz del fuego en la caverna y el poder del sol en el exterior.

Los prisioneros de la caverna somos los seres humanos, encadenados a un mundo sensible, de sombras: carecemos de educación y creemos verdaderas las sombras que se ven proyectadas en el fondo de la cueva, ignorando la auténtica realidad (las ideas). Las sombras son el reflejo de las cosas sensibles, y son producidas por la luz del fuego al proyectarse sobre los objetos. La luz, el ojo y la visión representan metafóricamente la verdad, el alma o entendimiento y el conocimiento, respectivamente.

El Camino hacia el Conocimiento y la Idea del Bien

El camino de ascenso y la salida del prisionero se realizan con el método del conocimiento (dialéctica) hacia el mundo inteligible. Gracias a la dialéctica, el prisionero recorre de modo ordenado el reino de lo inteligible. Es preciso continuar ascendiendo o esforzándose intelectualmente, de idea en idea, hasta la idea de bien. El sol simboliza la idea de bien, idea suprema y causa de todo lo existente. Se trata de la realidad suprema y de la verdad más plena a la que podemos aspirar, la que nos hace sabios.

Implicaciones Ético-Políticas del Conocimiento del Bien

Conocer la idea de bien es clave para la comprensión del mundo y para acceder a la verdad, pero también es el fundamento ético-político: quien conoce el bien actuará moralmente y estará capacitado para gobernar. Esta defensa del intelectualismo moral implica que los sabios o filósofos son los que están capacitados para gobernar, pues son los únicos que conocen la verdad, la idea de bien.

Platón y los Sofistas: Diferencias en la Filosofía Política

La Virtud Política y la Educación

La filosofía política es, a mi juicio, un buen lugar para ejemplificar las diferencias entre los sofistas y Platón, porque a este tema ambos trasladan también sus posiciones en torno al conocimiento y a la realidad.

Una primera reflexión parte de la coincidencia con los sofistas en que la virtud política (areté) se aprende, no es fruto del linaje. «Nadie nace ciudadano, sino que nos hacemos ciudadanos.» La educación se convierte en la principal herramienta para aprenderla.

El Rol del Estado en la Educación

A diferencia de los sofistas, Platón considera que la educación es tarea del Estado, no de los individuos, por su carácter vertebrador de la convivencia. Así pues, es el primero en diseñar una política educativa pública, porque cree que es responsabilidad del Estado proporcionar los medios para que sus miembros puedan optimizar sus aptitudes y cumplir adecuadamente la función que les ha sido asignada. En contraste con él, los sofistas enfatizan que la educación es responsabilidad individual, una «inversión» que cada persona realiza en busca de un mayor éxito social.

La educación tal como la entiende Platón es un medio para alcanzar un proyecto colectivo, una sociedad justa. Los sofistas, en cambio, consideran que es un instrumento para llevar a cabo un proyecto personal de promoción social.

Naturaleza de las Leyes: Physis vs. Nomos

Otro tema clave en la reflexión política es si las leyes y las instituciones sobre las que se articula la convivencia son fruto de nuestra naturaleza —y, por tanto, universales y permanentes—, o bien un producto humano, resultado de nuestras convenciones o acuerdos, distintos y variables en el tiempo, según los consensos logrados por los miembros de cada sociedad. Platón defiende que las leyes políticas están dictadas por nuestra naturaleza (physis), mientras que los sofistas afirman que las leyes políticas son el resultado de los pactos (nomos) entre las personas de una comunidad.

El Perfil del Buen Gobernante

Distintas también son sus concepciones en torno al perfil del buen gobernante. Platón sostiene que el gobierno de las instituciones políticas ha de estar en manos del rey-filósofo, porque no solo sabe qué hay que hacer, sino que su mejor preparación, fruto de un largo proceso educativo y de un estilo de vida...

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