Plotino y San Agustín: Filosofía, Alma y Trascendencia
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Plotino y San Agustín: Explorando Conceptos Filosóficos Clave
9T: El conocimiento de las ciencias. P: ¿Qué tipo de conocimiento es el científico? ID: El conocimiento está él mismo en el alma y no como imagen. En esto se diferencian de las fotos reales. 10ID: Las palabras se ven directamente en el alma. Dirigen el conocimiento hacia la reminiscencia. Dos niveles de la memoria: profunda y superficial. 11T: El conocimiento ID: Solo el inteligible es "cogitare". "Cogitare es pasar de la memoria profunda a la accesible". Olvido, sentido inverso, va a la memoria profunda. 12 T: El conocimiento matemático. P: ¿Cómo conozco? ID: No es sensible. Diferencia con las imágenes sensibles en que se apoyan las matemáticas y los objetos matemáticos.
20T: La bienaventuranza. P: ¿Qué tipo de idea es la felicidad? ID: ¿Es una idea innata? La tenemos como A) acto (somos bienaventurados), B) potencia (es esperanza), C) no tenerla en ningún lado. ¿Es una memoria de la felicidad del paraíso? No es imagen material y sensible. La cosa significada está en todo ser humano (también en la C). 23 ID: Intelectualismo moral. Felicidad -cuerpo (aparente) -espíritu (verdad). No se puede anhelar algo que no se conoce. Procesión de la interioridad, el camino de la fe hacia Dios. 24T: Dios P: ¿Podemos conocer a Dios? TE: Dios se encuentra en la memoria ID: Dios=verdad. Dios=verdad=gozo.
La Creación: Plotino vs. San Agustín
La creación es el acto mediante el cual el universo y los seres son traídos a la existencia. En Plotino, el mundo surge de una emanación del Uno, un proceso necesario y jerárquico que no disminuye al principio absoluto. La creación, en este contexto, no es un acto deliberado, sino una expresión natural de lo divino. Para San Agustín, la creación es un acto libre y voluntario de Dios, quien trae todo a la existencia ex nihilo (de la nada). La diferencia principal es que, mientras Plotino describe un flujo natural del Uno, San Agustín enfatiza la intención amorosa y personal del Creador.
La Vía Negativa: Trascendencia Divina
La vía negativa es el método de describir a lo divino mediante lo que no es, enfatizando su trascendencia. En Plotino, se aplica al Uno, que está más allá del ser y el pensamiento, por lo que solo puede conocerse negando atributos humanos o mundanos. San Agustín adopta esta perspectiva al reconocer que Dios trasciende la comprensión humana, pero la complementa con afirmaciones positivas basadas en la revelación, como su amor y bondad. Mientras que en Plotino es un enfoque filosófico para comprender lo absoluto, en San Agustín se convierte en una herramienta teológica subordinada a la fe cristiana.
El Alma: Naturaleza y Destino
El alma es la entidad espiritual que anima al ser humano y lo conecta con la dimensión trascendente. Según Plotino, el alma es una hipóstasis emanada del Uno, responsable de mediar entre el mundo inteligible y el sensible, aspirando siempre a retornar a su origen mediante la contemplación. En San Agustín, el alma es creada directamente por Dios, es inmortal y racional, y su finalidad es alcanzar la unión con Él. Aunque ambos destacan su carácter inmortal y su papel mediador, para Plotino el alma es autónoma en su viaje espiritual, mientras que en San Agustín depende de la gracia divina y está marcada por el pecado original que debe redimirse.
La Ascensión Espiritual: Un Camino Hacia lo Divino
La ascensión espiritual es el proceso mediante el cual el alma se eleva desde lo material hacia lo divino. En Plotino, este ascenso es un retorno al Uno, basado en la purificación ética, la meditación intelectual y la contemplación mística. Es un viaje filosófico que culmina en la unión con la fuente suprema. Para San Agustín, el ascenso espiritual requiere el autoconocimiento y la fe, y solo es posible mediante la gracia divina. Aunque ambos coinciden en que el alma debe superar lo sensible, en San Agustín este ascenso está marcado por la redención cristiana a través de Cristo.
Emanación vs. Creación: Origen del Ser
La emanación es el proceso por el cual todo ser proviene de una fuente suprema sin disminuirla. En Plotino, el Uno emana el Intelecto, el Alma y finalmente el mundo sensible, de forma necesaria y jerárquica. Este proceso es continuo y refleja la perfección decreciente en cada nivel. San Agustín rechaza la idea de emanación, argumentando que Dios crea libremente ex nihilo (de la nada) y no por necesidad. Mientras que en Plotino la emanación es un flujo natural de lo divino, en San Agustín la creación refleja la voluntad amorosa y libre de un Dios personal que sustenta todas las cosas.
El Intelecto: Conocimiento y Divinidad
El Intelecto es la primera emanación del Uno y el lugar donde residen las Formas eternas. Según Plotino, es el ámbito del conocimiento puro y el intermediario entre el Uno y el Alma. Contiene las Ideas que son los modelos de toda la realidad. San Agustín adapta esta noción, identificando las Ideas con los arquetipos eternos en la mente divina. Aunque ambos destacan la importancia de un nivel superior de conocimiento, San Agustín subordina el Intelecto a la voluntad de Dios, enfatizando que el acceso a las verdades eternas solo es posible mediante la iluminación divina.
Misticismo e Interioridad: La Experiencia de lo Divino
El misticismo es la experiencia directa e inmediata de unión con lo divino. En Plotino, es el estado final del ascenso espiritual, donde el alma, tras superar lo material y lo intelectual, se funde temporalmente con el Uno en una experiencia inefable. San Agustín también valora el misticismo, pero lo relaciona con la unión con Dios, mediada por la fe, la oración y la gracia. Mientras que en Plotino es un logro personal alcanzado por el alma hacia afuera, en San Agustín depende de la intervención divina y tiene un carácter cristiano, marcado por la interioridad.
La interioridad es la búsqueda del conocimiento de sí mismo para alcanzar la verdad. En Plotino, implica el retiro del alma hacia su núcleo más profundo, dejando atrás el mundo sensible para encontrar al Uno. En San Agustín, la interioridad es clave para reconocer la presencia de Dios en el alma. Su famosa frase “No salgas fuera de ti; vuelve a ti mismo” refleja esta idea. Mientras que para Plotino es un ejercicio filosófico orientado hacia la contemplación, en San Agustín tiene un carácter teológico: el autoconocimiento lleva al reconocimiento del pecado y a la necesidad de la gracia divina.
Hipóstasis y Trascendencia: Niveles de Realidad y lo Absoluto
Las hipóstasis son los niveles fundamentales de realidad. En Plotino, estas son el Uno, el Intelecto y el Alma, que constituyen una jerarquía ontológica desde lo más perfecto y trascendente hasta lo más imperfecto y sensible. Cada hipóstasis emana de la anterior sin disminuirla. San Agustín no utiliza directamente este término en sentido neoplatónico, pero lo adapta al explicar la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas en una sola esencia. Mientras que las hipóstasis de Plotino son niveles impersonales de ser, en San Agustín reflejan relaciones personales dentro de un Dios único.
La trascendencia se refiere a aquello que está más allá de los límites del mundo físico y del conocimiento humano. Para Plotino, el Uno es absolutamente trascendente, más allá del ser, el pensamiento y cualquier categoría, inaccesible a través de los sentidos o el intelecto común. Es el principio último, inefable y perfecto del cual emanan todas las cosas. En San Agustín, Dios también es trascendente, pero no solo como creador absoluto, sino también como ser personal que actúa en la historia y en la vida humana. Esta doble visión integra la trascendencia neoplatónica con una dimensión de inmanencia divina en la creación y redención.