Plutarco Elías Calles y la Guerra Cristera: Un Conflicto de Poder y Religión

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Plutarco Elías Calles y el Conflicto Cristero

En 1924, Plutarco Elías Calles asumió el poder, manifestando su ideología socialista. Esta postura lo llevó a apoyar el fascismo italiano y los intereses norteamericanos. Se apoyó en el ejército y en la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). Estableció una dictadura personal y fue el creador del Partido Nacional Revolucionario (PNR). Introdujo cambios en la Constitución para permitir la reelección inmediata del presidente y aumentar su mandato a seis años, lo que, como se vería, originaría nuevas revoluciones.

La Política de Calles y el Auge del Conflicto

Durante su presidencia, se impuso el fraude electoral y la corrupción administrativa. Paralelamente, se produjo el fenómeno cristero, un conflicto suscitado por la persecución contra los católicos desde el inicio de su mandato. La política de Calles era abiertamente anticatólica; al mismo tiempo, favorecía la entrada de sectas protestantes en México, aunque no logró este objetivo.

Las medidas implementadas por Calles provocaron una fuerte respuesta del pueblo mexicano. A partir de 1925, la ciudadanía comenzó a organizarse en la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa. Este movimiento se nutrió del apoyo de las clases medias, las mismas que habían respaldado la Revolución y a Calles previamente. A esto se sumó la fundación de la Unión Popular, liderada por Anacleto González Flores, en 1925.

Eventos Clave y la Escalada de la Guerra

  • En 1926, se produjo la expulsión del nuncio papal de México.
  • Se aprobaron las Leyes Calles, que establecieron delitos relacionados con el culto católico.

Solo el obispo de Durango, José María González Valencia, se manifestó a favor del movimiento cristero de manera indirecta, incitando a la permanencia en el silencio. La Ley Calles fue seguida por boicots y manifestaciones masivas.

La Guerra Cristera y la Figura de Gorostieta

La Guerra Cristera se desarrolló sin un líder unificado hasta que, en 1927, se encontró a Enrique Gorostieta. Este fue contratado como mercenario para dirigir el movimiento. Bajo el lema "Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe", se desató la lucha contra el sistema establecido.

En las elecciones de 1928, Álvaro Obregón fue reelegido, pero fue asesinado por instigación de Calles. Este evento fortaleció aún más a los cristeros, quienes encontraron en la figura de Gorostieta un líder carismático. Gorostieta, a su vez, lanzó un manifiesto a la nación, consolidando la resistencia cristera.

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