La Poesía Española desde 1939 hasta la Actualidad: Tendencias, Autores y Obras Clave
Clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 4,56 KB
En poesía, las ausencias son especialmente significativas: Unamuno y García Lorca han muerto, así como Antonio Machado y, posteriormente, en 1942 y en presidio, Miguel Hernández. En el exilio viven Juan Ramón Jiménez y la mayoría de los poetas de la generación del 27. Permanecen en España, tras la guerra, algunos de sus componentes (Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego), que realizan obras fundamentales en la posguerra. Junto a ellos encontramos otro grupo de poetas que comenzaron a escribir en los años treinta, la llamada generación del 36.
Poesía de los años cuarenta: La generación del 36
Esta generación refleja la desesperanza en el presente y el futuro, definidas por Dámaso Alonso como literatura arraigada y literatura desarraigada.
La poesía arraigada
Está formada por autores complacientes con el régimen. Adoptaron una forma clasicista de sonetos y un tono heroico que ensalzaba el orden presente, la belleza de la tierra y el sentimiento religioso. Estos autores se aglutinaron alrededor de las revistas Garcilaso y Escorial, y los autores más destacados fueron Luis Rosales (La casa encendida), Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.
La poesía desarraigada
Coincide con la anterior en el gusto por el soneto y su obra iniciadora fue Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Poetas fundamentales de esta tendencia fueron Gabriel Celaya (Tranquilamente hablando), Blas de Otero (Redoble de conciencia) y José Hierro. Temas como la presencia de la muerte, la soledad y la desesperación, por un lado, y la búsqueda de la fe o del amor, por otro, fueron los más recurrentes. El lenguaje utilizado fue desgarrado, casi violento, y la influencia de Miguel Hernández fue enorme.
La poesía social de los años cincuenta
Los escritores salieron de su angustia interior, contemplaron lo que ocurría en las calles y su punto de vista cambió: denunciaron la marginación, el paro, la falta de libertad, y exigieron la justicia y la paz para España. Consideraron la poesía como un instrumento para transformar la realidad, por eso recibe también la denominación de poesía de urgencias.
Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya (Las cartas boca arriba), José Hierro (Canto a España).
Buscaban compartir sus versos con el pueblo y que su obra no fuera suya, sino de todos, utilizando un lenguaje transparente para llegar a la inmensa mayoría.
La generación del medio siglo
Con autores como Ángel González, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo. Comparten con los poetas el inconformismo y la denuncia, las referencias realistas a la vida cotidiana…, pero se aprecia en ellos una voluntad de estilo, un mayor esmero en el cuidado del lenguaje y una vuelta a los temas –el amor, la soledad, la muerte– junto a otros más personales –la amistad, la familia, la biografía–.
La generación de los novísimos
En 1966 aparece Arde el mar de Pere Gimferrer, y se publica Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet.
Los novísimos son un movimiento de ruptura vanguardista con la anterior poesía. Hay despreocupación hacia las formas tradicionales, utilizan la escritura automática, las técnicas elípticas, el collage. En los contenidos asimilan una mitología frívola procedente del cómic y alternan un lenguaje exuberante con el tono coloquial.
Últimas tendencias
El panorama poético de las últimas décadas del siglo XX es de una gran complejidad debido a la convivencia literaria de poetas.
En los años 80 y 90 aparece una nueva generación de poetas cuyas características comunes son: recuperar formas métricas tradicionales; abordar temas subjetivos: el paso del tiempo, las relaciones personales, conflictos urbanos y cotidianos; emplear el humor, la parodia o la ironía como elementos distanciadores. Un ejemplo de ello es Luis García Montero (Completamente viernes).