Poesía Española: Guerra Civil, Exilio y Nuevas Voces (Hernández, Rosales, Alonso)
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La Poesía en la Guerra Civil y la Posguerra Española
9.1 La poesía durante la Guerra Civil (Miguel Hernández). La poesía en los años 40: poesía arraigada (Luis Rosales) y desarraigada (Dámaso Alonso): En los años 30, los experimentos vanguardistas habían dado paso a un proceso de rehumanización de la literatura. Comenzó la producción de una poesía comprometida con la realidad. Entre 1936 y 1939, tanto en el bando republicano como en el nacional, se desarrolló una literatura de propaganda ideológica. La Guerra Civil y la dictadura provocaron el exilio de muchos intelectuales y artistas. Los poetas del exilio siguieron caminos distintos, pero en las producciones de todos destaca la angustia y el tema de España.
Miguel Hernández
La poesía de este autor nace en pleno proceso de transición entre la innovación vanguardista y la rehumanización. Su obra está llena de emociones intensas, de un hondo contenido humano, enmarcados en unos versos perfectos. Los versos giran en torno al tema del amor, el dolor y la muerte, que le provocan sus vivencias personales y la realidad social. La vida y la esperanza, su obra manifiesta un profundo vitalismo. En su trayectoria poética incorporó aportaciones, tanto de clásicos como de contemporáneos. El rayo que no cesa le consolida como uno de los mejores poetas de su generación. Casi todo el libro, cuyos temas son el amor, la vida y la muerte, está escrito en sonetos. Los versos de Viento del pueblo muestran su compromiso político con el bando republicano, dedicado a Neruda. El tono de su poesía es más reflexivo. En la cárcel escribe Cancionero y romancero de ausencias, donde el poeta expresa angustia en versos sobrios y conmovedores.
La Poesía en los Años 40
En los años 40 se registran en España distintas líneas poéticas:
Poesía Arraigada
Se produce en torno a la publicación de las revistas Escorial y Garcilaso. En la primera hay muchas poesías de exaltación del pasado imperial español y de los vencedores de la Guerra Civil, junto a poemas de temas amorosos y religiosos. Se imitan las estrofas y versos del Renacimiento y Barroco. La segunda reúne a un grupo de poetas, los garcilasistas, que se centran en temas religiosos y en la descripción del paisaje castellano como símbolo de la espiritualidad española. Se trata de una poesía formal, de evasión, que expresa una visión optimista de la realidad. Destacan Luis Rosales y Leopoldo Panero.
Poesía Desarraigada
En 1944 se desarrolla la poesía desarraigada, en la que destaca la angustia, la duda, la desesperanza respecto al presente. Una revista, Españada, acoge a los poetas de esta tendencia, encabezados por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora. Tienen un estilo apasionado con imágenes violentas. Encontramos a José María Valverde y Vicente Gaos. Para el desarrollo de esta poesía fue fundamental Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Esta obra serviría de guía para las siguientes generaciones: abandono de las formas clásicas, versos largos, uso de un lenguaje cotidiano, etc. Es una poesía existencial que busca nuevas raíces morales. Ve en su entorno crueldad, injusticia, odio, etc.