Poesía Medieval: Lírica, Épica y Romancero

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La Poesía Medieval

La poesía medieval, en sus diversas formas, refleja la riqueza cultural y literaria de una época marcada por la oralidad y la transmisión de historias a través de generaciones. Se divide principalmente en dos vertientes: la poesía de tradición oral y la poesía lírica.

La Poesía de Tradición Oral

La poesía de tradición oral tuvo un origen tardío. Las personas cultas optaban por el latín como vehículo para los textos escritos y evitaban el romance. En una cultura en la que la literatura se transmitía de forma oral, era lógico que se prefiriera el verso. La poesía oral era anónima; la obra era de propiedad común y se transformaba en una pieza tradicional en la que cada intérprete introducía variaciones. Los juglares, que iban de pueblo en pueblo recitando romances, eran los encargados de transmitirla.

La Poesía Lírica

Tenemos testimonio de algunas cancioncillas que tratan el tema del amor, generalmente desde el punto de vista de la mujer. Es una poesía de estilo conciso y de gran sencillez. Sus principales formas son:

  • Jarchas: Estrofas breves de no más de cinco o seis versos, compuestas en una mezcla de árabe y hebreo vulgar, que aparecen al final de poemas escritos en árabe llamados moaxajas. Cabe destacar que las jarchas no guardan relación temática con las moaxajas.
  • Cantigas de amigo: Se dan en Galicia. Son poemas formados por varias estrofas encadenadas mediante una estructura paralelística.
  • Villancicos: Se dan en Castilla. Son poemas breves compuestos de arte menor con dos partes:
    • Estribillo: Un núcleo de dos o tres versos iniciales en los que se enuncia el tema.
    • Glosa: Varias estrofas que desarrollan el contenido del estribillo. Al final de cada una se repite parte del estribillo o este entero.

La Poesía Épica

Durante los siglos XII y XIII, los juglares recitaban poemas en los que se exaltaban las hazañas de un héroe que encarnaba las virtudes de un pueblo. Estos poemas se denominaban cantares de gesta. En Castilla, se conservan tres testimonios: el Cantar de mio Cid, un fragmento del Cantar de Roncesvalles y Las mocedades de Rodrigo.

Los Romances

El romance es un género popular que discurría por cauces orales. Por su métrica, se relaciona con el género épico, y se ha pensado que su origen reside en fragmentos de poemas épicos más extensos. Sin embargo, la importancia que adquiere la comunicación afectiva lo acerca a la lírica tradicional.

Estilo de los Romances

En los romances se elimina lo superfluo para conseguir la mayor concentración expresiva. Tienen un carácter fragmentario que cuenta solo lo esencial, una sintaxis sencilla, un lenguaje arcaizante, dramatización, exclamaciones, interrogaciones y referencias al oyente, además de fórmulas fijas y epítetos épicos.

El Romancero

El romancero es el conjunto de romances. Los más antiguos, que proceden de la tradición oral, forman el romancero viejo, mientras que los creados por autores conocidos constituyen el romancero nuevo.

Clasificación de los Romances

  • Históricos
  • Carolingios y bretones
  • Fronterizos o moriscos
  • Novelescos y líricos

El Cantar de mio Cid

El Cantar de mio Cid narra las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar. Se conserva una obra incompleta del siglo XIV firmada por Per Abad. Se cree que fue compuesta en torno a 1140. Consta de 3700 versos agrupados en tiradas irregulares, que están divididos en hemistiquios separados por una pausa. La rima es asonante.

Asunto y Estructura del Cantar de mio Cid

La obra se divide en tres partes:

  • Cantar del destierro
  • Cantar de las bodas
  • Cantar de la afrenta de Corpes

El tema principal de la obra es la recuperación del honor, tanto privado como público, del Cid. La obra destaca por el realismo, la mesura de los personajes y acciones, y el tono optimista que domina el argumento.

Estilo y Lenguaje del Cantar de mio Cid

El Cantar de mio Cid se caracteriza por su verosimilitud, presentando una historia creíble, aunque la figura del héroe esté algo exagerada. En el poema se emplean numerosas fórmulas fijas para apelar al oyente o introducir determinadas acciones. Destacan los epítetos épicos, que nombran a los personajes mediante una cualidad que los define.

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