La Poesía Renacentista Española: Épocas, Autores y Estilos
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El Siglo de Oro: Marco Histórico y Cultural
Se trata de una época en la que la literatura española llegó a alcanzar las más altas cotas de calidad estética, que engloba dos grandes etapas históricas: Renacimiento y Barroco.
El Siglo XVI: El Renacimiento en España
Con el Renacimiento, cuyo comienzo se sitúa en 1492 (fecha del descubrimiento de América), se inicia la Edad Moderna, período histórico que abarcará hasta la Revolución Francesa (1789).
La Lírica en el Renacimiento
Durante el Siglo de Oro se produce una evolución continua de la lírica desde el inicio de la poesía moderna con Garcilaso de la Vega hasta el punto máximo de su evolución con Góngora. Distinguimos dos momentos: Primer y Segundo Renacimiento.
Características Generales del Renacimiento
El Renacimiento es un movimiento europeo que a lo largo del siglo XVI aplica los ideales difundidos por los humanistas a todas las actividades culturales e, incluso, políticas. Se adoptan modelos clásicos; todos los escritores intentan imitar a los grandes maestros grecolatinos (Virgilio, Horacio) y a los italianos (Petrarca y sus seguidores).
Primer Renacimiento (Época de Carlos V)
España es un país abierto al exterior, vital y en expansión. Se adopta una nueva métrica, basada en el empleo de los versos endecasílabos y heptasílabos, y nuevas estrofas como el soneto, la silva, la octava real, la lira, etc.
Garcilaso de la Vega es el autor más representativo del momento. La temática fundamental es el amor, de raíz y tono petrarquista. El petrarquismo plantea un amor en conflicto entre los deseos y la imposibilidad de consumación; aparece también la naturaleza. Es notable el gusto por los temas mitológicos.
Además de la tendencia italianizante, durante el Primer Renacimiento asistimos a la pervivencia de la lírica anterior (culta y tradicional).
Segundo Renacimiento o Manierismo (Época de Felipe II)
Se mantienen algunos de estos valores, pero otros son modificados. Fruto de la Contrarreforma, se cierran nuestras fronteras a nuevas ideologías del exterior y al vitalismo le sucede la renuncia a lo terrenal, propia de la ascética.
En la segunda mitad del siglo, la naturalidad comienza a ser sustituida por la selección (el estilo se vuelve más meditado y artificioso) y, de este modo, la imitatio cede lugar a la inventio, la originalidad.
Fernando de Herrera, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León ejemplifican esta tendencia. Muchos de estos aspectos serán retomados y llevados al extremo en el Barroco.
El Segundo Renacimiento supone, pues, la ampliación (tanto en temas como en recursos estéticos) del Primer Renacimiento: al tema amoroso se suman otros de carácter patriótico, moral o religioso; la variedad de tonos es también mayor (escéptico, irónico, pesimista…); se amplía la gama de recursos estilísticos, especialmente aquellos que inciden en la estructura global de las obras (figuras como la diseminación-recolección).
Las primeras obras líricas de Lope de Vega o Góngora, escritas hacia 1580, se encuadran en el Manierismo.
Garcilaso de la Vega: Figura Clave del Primer Renacimiento
La obra de Garcilaso —breve, pero de gran calidad— está formada por tres églogas, 38 sonetos, dos elegías, cuatro canciones y una oda. Garcilaso introdujo con enorme éxito las formas italianas en la poesía española. Es un poeta petrarquista, tanto en la forma (nuevos versos y estrofas) como en el contenido.
Temática Amorosa
La producción de Garcilaso es —casi exclusivamente— de temática amorosa. El poeta presenta dos actitudes ante el amor (al igual que ocurría ya en Petrarca):
- Poemas in vita (en vida de Isabel): nos muestran un amor desengañado ante el rechazo de la dama y aparecen los celos en algunas composiciones.
- Poemas in morte (tras la muerte de la amada): el poeta transmite un amor dolorido por su imposibilidad definitiva. A veces se recuerda el tiempo pasado con nostalgia, como si la relación en algún momento hubiese llegado a ser plena.
Estilo
Garcilaso se destaca por la búsqueda de la perfección. Entre las características más importantes de su poética sobresalen la musicalidad, la suavidad (sobre todo en la adjetivación —casi siempre por medio de epítetos: verde prado, cristalino río—) y la elegancia.
En el estilo de Garcilaso se aúnan elementos retóricos procedentes de la tradición literaria castellana (anáforas, paralelismos…) con otros de origen italiano (paradojas, antítesis, los epítetos…).