La poesía renacentista y el Lazarillo de Tormes
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La poesía renacentista
A principios del siglo XVI llegó a España una nueva corriente poética, el petrarquismo, llamada así en honor al poeta italiano Francesco Petrarca. Se innovó en la métrica al introducir versos endecasílabos y heptasílabos, poco usuales hasta entonces. También se introdujeron estrofas como el soneto, la canción y la lira, y se recuperaron géneros clásicos como las odas o églogas. El amor era el tema más habitual, y se consideraba un afecto espiritual que se iniciaba con el enamoramiento a través de la mirada. La belleza de la mujer se entiende como un reflejo de la belleza divina. El sentimiento amoroso se vincula a la naturaleza, que es un espejo del estado de ánimo del poeta, de su alegría (primavera, brisa fresca, ríos cristalinos, paisajes floridos) o de sus padecimientos (invierno, vientos fríos, ríos helados, flores marchitadas). Para contar historias de amor imposible, los poetas se inspiraron en la mitología clásica. Asociados a los temas, surgen varios tópicos literarios:
- Carpe diem: ‘disfruta del día de hoy’ o collige, virgo, rosas (‘recoge, doncella, las rosas’) invitan a disfrutar la vida antes de la llegada de la vejez.
- El locus amoenus es un escenario propicio para el amor que vincula el sentimiento amoroso del poeta al paisaje natural.
El Lazarillo de Tormes
En 1554 aparece en tres ciudades diferentes La vida del lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, novela sin autor conocido que alcanzó gran éxito y supuso el inicio de un género nuevo: la novela picaresca. La obra comienza con un prólogo en el que el protagonista expone las razones por las que va a contar su historia, seguido de siete tratados en los que relata cronológicamente los momentos más relevantes de su biografía, hasta llegar el momento en el que está escribiendo su historia. Sus comportamientos encarnan la falta de valores humanos de los que presumen, a través de los cuales se realiza una crítica social. En cuanto a los temas, la obra ofrece una dura visión de la época, en ocasiones retratada con humor e ironía.
Intención y argumento de la obra
En la obra, Lázaro cuenta su historia para explicar un caso que no se conoce hasta el final: el protagonista es acusado por su dudosa actitud ante la infidelidad de su esposa con el arcipreste del que es criada. Lázaro acaba su narración en el momento actual de su vida, tras haber ascendido con mucho sufrimiento “a la cumbre de toda buena fortuna”: haber conseguido un trabajo como pregonero, la mejor posición social a la que un hombre con sus orígenes puede aspirar.
Estructura y personajes
El Lazarillo de Tormes es una novela epistolar; es decir, está escrita como una carta. En ella, el protagonista expone su caso a un destinatario de posición social más alta al que se dirige como “Vuestra Merced”, que le ha pedido que explique una situación vergonzosa que Lázaro está viviendo y tolerando. La obra comienza con un prólogo, seguido de siete tratados en los que relata cronológicamente los momentos más relevantes de su biografía, hasta llegar el momento en el que está escribiendo su historia. Los amos representan los diferentes estamentos sociales de la España del siglo XVI y se corresponden con tipos de la tradición literaria. Sus comportamientos encarnan la falta de valores humanos de los que presumen, a través de los cuales se realiza una crítica social.
Características y temas
Esta novela supone una ruptura con la tradición: El protagonista es un antihéroe, es decir, lo opuesto a los héroes de las novelas de caballerías, nacidos de noble estirpe. Lázaro, además, experimenta una evolución negativa: pierde progresivamente la inocencia con cada amo y, al final, es un adulto desengañado que acepta que su mujer le sea infiel a cambio de haber adquirido una posición social y un trabajo aceptables. En cuanto a los temas, la obra ofrece una dura visión de la época, en ocasiones retratada con humor e ironía. Trata asuntos como la religión, la honra o el individualismo. El Lazarillo de Tormes tiene una serie de características propias que el subgénero de la picaresca adoptará después en el resto de las novelas que lo conforman:
- Narrador en primera persona: se trata de una autobiografía ficticia.
- Figura del pícaro: personaje que aprende a seguir adelante gracias a su astucia.
- Forma epistolar: apela directamente a un destinatario de posición social más alta.
- Estilo realista: descripción de lugares, caracterización de personajes y lenguaje sencillo y directo. Predomina el enfoque satírico y crítico.
El éxito del Lazarillo fue tal que a raíz de él surgieron muchas otras novelas picarescas. En 1599, Mateo Alemán publicó La vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana, en la que Guzmán, condenado a las galeras, hace un repaso autobiográfico de su vida y trata de extraer enseñanzas a través de las meditaciones que salpican la narración.