La poesía social y la narrativa española posterior al 36

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La poesía social de los años 50

Gabriel Celaya, José Hierro y Blas de Otero: La poesía existencial de los años 40 se convierte en germen de la llamada poesía social. Los poetas de esta corriente se proponen dar un testimonio de la realidad presente de España. La colectividad pasó a ser un problema central y la angustia personal adoptó un tono social. Los temas son la injusticia social, la alienación de los trabajadores, la libertad y la paz. Su estilo es sencillo y coloquial, el lenguaje cotidiano y tendencia al prosaísmo. Destacan:

  • Gabriel Celaya: Se incorpora a la poesía social al publicar Cantos iberos en el que la voz poética se fusiona con un nosotros colectivo que representa a la mayoría. A partir de los 60 reinició una poesía de tintes vanguardistas con Mazorca. Expone una escritura alimentada de sueños, inquietudes y preocupaciones civiles, dirigiéndose del sociorealismo a la poesía órfica.
  • Blas de Otero: Evoluciona desde lo existencial a lo social en su poética. Se inclina hacia la poesía religiosa. En obras como Redoble de conciencia expresa la angustia del hombre frente a la muerte. El yo poético se siente abandonado y dirige a Dios preguntas desesperadas sin respuesta. Su silencio provoca el enfrentamiento entre hombre y Dios. Creador de composiciones densas y sencillas, es una figura representativa de la lírica posterior al 39.
  • José Hierro: Hace una poesía de carácter testimonial. Desde sus primeros libros muestra el paso del tiempo y las pérdidas que produce. La alegría se muestra con afirmación vital y el amor se ve desde un pasado nostálgico. Con Cuanto se de mí, por ejemplo, se acerca a la poesía social mediante la objetivación colectiva de sus preocupaciones sociales. Su poesía se caracteriza por un tono intimista y un estilo con muchas imágenes que lo diferencian de sus compañeros.

La narrativa española posterior al 36

La narrativa del exilio Ramón J y la novela en los años 40

Junto al desolado realismo barojiano, se cultivaron otras líneas: la novela psicológica, la poética y simbólica, fantástica y de humor. Esta última creaba mundos imaginarios para rechazar una realidad que resultaba demasiado terrible. Se intentaba la superación del realismo tradicional. Una de las consecuencias de la guerra fue el exilio de miles de personas, entre ellas novelistas de mucha importancia.

Ramón J Sender: Autor de una extensa obra. El tema de la guerra civil y del recuerdo de la patria perdida están presentes en buena parte de su producción. La guerra es tratada de modo simbólico, como en 'La duquesa y su criado El rey y la reina'. Tres fechas se señalan como arranque del nuevo género: 1942 con 'La familia de Pascual Duarte', 1945 con 'Nada' de Carmen Laforet (recoge en la obra la realidad cotidiana del momento, estilo desnudo y un tono muy triste), y 1947 con 'La sombra del ciprés es alargada' de Miguel Delibes, que inaugura una corriente llamada tremendismo, consistente en una selección de los aspectos más duros de la vida. El reflejo amargo de la vida cotidiana, frecuente en la novela de la posguerra, se enfoca desde lo existencial, abordando temas como la soledad, la inadaptación, la frustración y la muerte. Abundan los personajes marginales. En los autores conformistas destaca García Serrano, que canta la victoria militar en novelas como 'La fiel infantería'.

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