La Poética Romántica en España: Evolución y Controversias
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Tema 4: La Poética Romántica en España
Los primeros textos españoles del siglo XIX que tratan cuestiones sobre poética son los de Sánchez Barbero ("Principios de Retórica y Poética", 1805) y José Gómez Hermosilla ("Arte de hablar en prosa y verso", 1826). Estos textos se encuentran anclados en los principios del Neoclasicismo.
-- En relación con la poética, Sánchez Barbero defiende el verso suelto, acepta la prosa para los géneros menores (cuento, fábula y comedia) y la rechaza para los demás; subraya la utilidad que la tragedia urbana tiene para todos los grupos sociales, y se muestra a favor de la unidad de tiempo y en contra de la de lugar. Además, por lo que respecta al origen tanto del discurso retórico como del poético, el autor se refiere a las reglas generales de la elocuencia, que a su juicio han de ir necesariamente acompañadas del talento innato del creador. Se deja ver cierta apertura de Sánchez hacia las nuevas corrientes que llegan con el Romanticismo.
-- Por otro lado, José Gómez Hermosilla, en su "Arte de hablar en prosa y verso", publicada en 1826, se ocupa de la preceptiva y de las formas de lenguaje tanto escritas como orales. La preceptiva que se defiende en esta obra está completamente anclada en la estética neoclásica. Gracias a su obra, formó a toda una generación de españoles en materia de Retórica y Poética.
-- Alberto Lista es uno de los más contradictorios al Romanticismo teatral, en cuya opinión el español está calcado del francés. Lista critica del drama de su época la acumulación de maldades, monstruosidades, errores históricos, y su decidido carácter antimonárquico, antirreligioso y antimoral.
-- Otro de los autores imprescindibles a la hora de abordar la poética romántica es Martínez de la Rosa, que compuso su "Poética" en la fecha entre 1820 y una fecha posterior a 1824, momento en el que surgen las <>. Si en la "Poética" Martínez de la Rosa manifiesta su vertiente neoclásica, en los "Apuntes sobre el drama histórico" hace pública su faceta romántica. Defiende el drama, afirmando que no se puede negar su existencia solo porque Aristóteles y Horacio no hablaran del mismo. Sin embargo, censura los dramas históricos de Lope y Calderón por sus errores contra la historia, contra la geografía, sus anacronismos, etc. También está a favor de la unidad de acción, a la que acompañan los principios de verosimilitud, necesidad y concatenación interna, pero rechaza las unidades de lugar y tiempo porque van contra la verosimilitud. Admite la presencia de personajes pertenecientes a un nivel social poco elevado, cuyo lenguaje ha de adaptarse a su propia condición. Los "Apuntes" de Martínez constituyen el primer intento dentro de la cultura española por respaldar el drama histórico, establecer sus reglas, contrarias a las clásicas, e introducir personajes urbanos y burgueses en las obras que pertenecen a este género.