La política exterior de España durante la Segunda Guerra Mundial
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La neutralidad de España
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial (septiembre de 1939), el franquismo mostró su apoyo a las potencias del Eje, que lo habían ayudado durante la Guerra Civil. No obstante, Franco declaró la neutralidad de España, puesto que no se hallaba en las mejores condiciones. En política interior, la FET de las JONS tuvo un papel hegemónico en el nuevo Estado nacionalsindicalista que se quería construir en España a imitación de los regímenes fascistas.
La no beligerancia
La victoria alemana sobre Francia (junio de 1940) motivó el paso de la neutralidad a la no beligerancia, situación que implicaba un apoyo diplomático y económico a las potencias del Eje. Alemania e Italia pensaron en las posibilidades de integración de España en el conflicto y Franco se entrevistó con Hitler y Mussolini.
Franco, que no era contrario a la idea, consideraba la posibilidad de ampliar las colonias africanas y obtener también otras ventajas como la recuperación de Gibraltar.
Las exigencias de Franco eran demasiadas para Hitler. Finalmente, no entró en la guerra, aunque colaboró en el esfuerzo bélico enviando material estratégico y aprovisionamientos. En 1941, la División Azul, un cuerpo de voluntarios, fue enviado a la URSS, junto con 10500 españoles a trabajar a Alemania.
Vuelta a la neutralidad
En octubre de 1943, la guerra empezó a ser claramente desfavorable a las potencias fascistas. Entonces, los gobiernos británico y americano presionaron al régimen de Franco para que se distanciara formalmente del Eje. El resultado fue la retirada de la división azul y la vuelta a la neutralidad.
Con la derrota de Alemania en 1945, el franquismo tuvo que alejarse del fascismo. El discurso oficial fue de un régimen católico, conservador y anticomunista, que podía evolucionar a una monarquía en el momento adecuado. Esta nueva fase comportó la marginación del falangismo de los puestos más relevantes del régimen y el abandono de la nomenclatura y rituales fascistas.
Boicot internacional (1945-1947)
El fin de la II Guerra Mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y rechazo internacionales.
Tal es así que la ONU condenó el régimen de Franco. Además, el gobierno de Francia cerró la frontera con España y un acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la retirada de los embajadores de Madrid (1946).
No obstante, Franco se mantuvo firme en el poder y consideró la maniobra extranjera un mecanismo para desprestigiar España y llevar a los españoles a una nueva guerra civil.
La persistencia del franquismo después de la guerra mundial tuvo consecuencias políticas y económicas. Así, España no pudo beneficiarse del Plan Marshall (ayudas de EEUU a Europa) y fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la OTAN.