La Política Exterior de la Monarquía Hispánica: Felipe II y el Conde Duque de Olivares
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La política exterior de la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe II estuvo marcada por una serie de estrategias complejas, donde los enlaces matrimoniales jugaron un papel crucial. Felipe II contrajo matrimonio con María de Portugal, María I Tudor, reina de Inglaterra, la francesa Isabel de Valois y su sobrina Ana de Austria, madre del futuro Felipe III.
Unidad Religiosa y Defensa del Mediterráneo
La idea de unidad religiosa fue un pilar fundamental en la política exterior de Felipe II. Ante la amenaza de incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas, el monarca intervino decididamente. Un hito de esta política fue la victoria en la Batalla de Lepanto en 1571.
Conflictos con Francia e Inglaterra
En su enfrentamiento con Francia por el control de Italia, la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559 resultó favorable a los intereses españoles en la península itálica. Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones con Inglaterra se tornaron cada vez más hostiles. Inglaterra apoyó a los rebeldes protestantes en los Países Bajos, lo que culminó en el intento de invasión de la isla en 1588 con la Armada Invencible. Este fracaso supuso el inicio del declive del poder naval español en el Atlántico.
El Desafío de los Países Bajos y la Unión Ibérica
Felipe II tampoco logró resolver el conflicto político y religioso en los Países Bajos. Uno de sus mayores triunfos fue la consecución de la Unidad Ibérica mediante la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián de Portugal. Fue proclamado rey por la corte portuguesa en 1581.
La Política del Conde Duque de Olivares y las Rebeliones
El valido de Felipe IV, el Conde Duque de Olivares, intentó que los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla en el esfuerzo bélico de la Guerra de los Treinta Años, una empresa que agravaba las graves dificultades financieras de la monarquía.
La Rebelión de Cataluña
La negativa de las Cortes catalanas a colaborar no impidió que Olivares decidiera enviar tropas para luchar contra Francia. Los roces entre las tropas castellanas e italianas y el campesinado catalán alentaron el descontento, que estalló en el Levantamiento del Corpus de Sangre el 7 de junio de 1640. La muerte del virrey fue solo el inicio de la Guerra de Cataluña, un conflicto entre los rebeldes catalanes, dirigidos por la Generalitat con el apoyo de Luis XIII de Francia, y las tropas de Felipe IV. La guerra civil concluyó con la recuperación de Barcelona por las tropas españolas en 1652.
La Independencia de Portugal
Animados por la rebelión catalana, los estamentos dirigentes portugueses se lanzaron a la revuelta. Las Cortes portuguesas proclamaron rey al Duque de Braganza. Los rebeldes recibieron el apoyo de Francia e Inglaterra, y Mariana de Austria, madre de Carlos II, acabó reconociendo la independencia de Portugal en 1668.