El Populismo como Lógica Política: Construcción de Identidades y Demandas

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Para el autor, el populismo no es un movimiento, ni tampoco está identificado con una ideología clara. Es una teoría acerca de cómo se construye la subjetividad política, los sujetos, las identidades; una lógica de articulación de contenidos específicos. Laclau solapa el significado del populismo con el significado de política: si no hay populismo, no hay política. El fin del populismo significaría el fin de la política.

El populismo es una forma de discurso, de interpelación, y no tiene un sujeto privilegiado, puede estar en boca de quien sea. Consiste en dividir el campo social en dos campos opuestos, en el cual en uno se sitúe al pueblo, y en el otro al “antipueblo”, que puede ser identificado con la oligarquía, élite, etc. Se construye un enemigo minoritario al pueblo (este definido como el sector no privilegiado), a través de un discurso con límites imprecisos. La narrativa tiene como objetivo que el pueblo piense que la mayoría privilegiada genera todos los males. De esto se trata el hacer política, construir una identidad por oposición política.

Previo a la política hay grupos que viven y experimentan ciertas demandas, entendidas como cuestiones emergentes y particulares insatisfechas que se manifiestan de alguna forma pública. Si todas las demandas fueran satisfechas, no estaríamos en el mundo de la política sino de la administración. En un escenario real, las demandas son heterogéneas y se multiplican y acumulan porque no se logran resolver. Al acumularse por más de sus particularidades adquieren un elemento en común: la insatisfacción (el no ser atendidas) o negatividad. De esta forma se vuelven un potencial político o potencial populista. Por más de no tener nada en común más que el hecho de que generan frustración o insatisfacción, éstas pueden generar cierta solidaridad. Si sobre éstas demandas se produce a través de un discurso se traza una frontera que divide la sociedad en términos de pueblo y su antagonista, se estará en presencia de una ruptura populista y de política. No sólo debe trazarse una frontera, sino utilizar un significante que abarque al conjunto de las demandas que quieren ser significadas (así se constituye una cadena de equivalencias de demandas insatisfechas), para esto es frecuente la utilización de un lenguaje abstracto, se busca llegar la política hegemónica a partir de que un significado particular lo traslada a un universo más amplio y a una demanda más amplia.

Debe haber un significante lo suficientemente vacío para que las demandas particulares sientan que también están siendo representadas. Este debe a su vez ser flotante, es decir que así como una demanda tiene un sentido para un grupo de personas, pueda anclarse con otras.

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