La posición original y los principios de la justicia

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La posición original

El punto de partida en el que se sitúan todos los participantes en las deliberaciones para llegar a acuerdos sobre la definición y la concepción de la justicia, es denominada por Rawls la posición original. Esta posición original es una situación hipotética, en la que unos individuos libres, que desconocen sus propias condiciones y circunstancias vitales, están en la obligación de llegar a una serie de acuerdos sobre unos principios de justicia básicos. Los individuos que lleguen a estos acuerdos deben encontrarse en una situación de igualdad y ser libres para proponer sus ideas. Nadie puede tener ventajas sobre los demás. Aunque existe un interés de todos los participantes para llegar a un acuerdo: los bienes primarios, que consisten en aquéllos sin los que no pueden vivir los hombres y que constituyen el punto de partida. Para asegurarse de esta situación de igualdad, de ausencia de ventajas y de libertad en la negociación de principios de la justicia, Rawls propone el velo de la ignorancia. El velo de la ignorancia es el desconocimiento de circunstancias individuales, sociales, políticas, económicas, o de cualquier tipo, que suponga una ventaja de unos interlocutores sobre otros a la hora de la negociación. Este velo permanecerá hasta que los interlocutores lleguen a un acuerdo sobre los principios básicos de la justicia política. Una vez llegados al acuerdo, podrán quitarse el velo, pero los acuerdos básicos deben estar ya tomados en ese momento, en las circunstancias de imparcialidad que suponen el desconocimiento de las circunstancias particulares.

Los principios de la teoría de la justicia

Existen dos principios de justicia, discutidos en la Teoría de la Justicia, y que deben ser reformulados de la siguiente forma: a) Cada persona tiene el mismo derecho irrevocable a un esquema plenamente adecuado de libertades básicas iguales que sea compatible con un esquema similar de libertades para todos. b) Las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer dos condiciones: en primer lugar, tienen que estar vinculadas a cargos y posiciones abiertos a todos en condiciones de igualdad equitativa de oportunidades; y, en segundo lugar, las desigualdades deben redundar en un mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (principio de diferencia). El primer principio es previo al segundo; asimismo, en el segundo principio, la igualdad equitativa de oportunidades es previa al principio de diferencia. Esta prioridad significa que, al aplicar un principio (o al ponerlo a prueba en casos difíciles), asumimos que los principios previos están plenamente satisfechos. Aquí se expresa el carácter liberal de sus planteamientos, ya que se antepone el principio de libertad como condición de que se puede cumplir el de igualdad. Solamente es lícito eliminar la prioridad del primer principio sobre el segundo en un caso extraordinario: cuando no se pueden ejercer los derechos y libertades básicas (libertad negativa) por la desigualdad enorme en el poder o la riqueza.

En el primer principio aparece la necesidad de la posición original, ya que supone el velo de la ignorancia, los sujetos no conocen sus circunstancias, y tampoco conocen su concepción del bien. En este primer principio se garantiza la libertad negativa (en terminología de Berlín) mediante los derechos básicos o libertades básicas: libertad de movimientos, de expresión, de asociación, etc. En el segundo principio se pretende asegurar una serie de bienes básicos para todos. Ya que esto se admite cuando todavía está presente el velo de ignorancia y nadie sabe su situación particular, es válido para todos, asegurando que los más desfavorecidos puedan ser beneficiados de las desigualdades (principio de diferencia).

Un sistema de libre mercado debe establecerse en un marco de instituciones políticas y legales que ajuste la tendencia a largo plazo de las fuerzas económicas a fin de prevenir las concentraciones excesivas de propiedad y riqueza, especialmente aquellas que conducen a la dominación política. La sociedad debe establecer iguales oportunidades de educación para todos independientemente de la renta de la familia.

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