El Posmodernismo y su Impacto en la Historiografía
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El concepto de posmodernidad comenzó a difundirse en 1979, tras la publicación del libro de Jean-François Lyotard titulado La condición posmoderna. En dicha obra, su autor anunciaba el fin de los metarrelatos o las grandes interpretaciones generales como el marxismo, el cristianismo o la idea del progreso.
De manera casi paralela, Lawrence Stone publicaba ese mismo año 1979 su particular diagnóstico sobre el estado de la historiografía en aquel momento. De acuerdo con dicho diagnóstico, Stone pronosticaba la caída de los grandes paradigmas, en referencia especialmente al marxismo, la escuela de los Annales, la cliometría, etc.
La Crítica Posmoderna a la Historia
La crítica posmoderna a la historia social y económica no se conformaba únicamente con el recambio formal y temático que se había conformado, desde la escuela de los Annales precisamente, en torno a la denominada "Historia de las Mentalidades".
Los críticos posmodernos proponían un cambio mucho más radical, cuyas consecuencias trascendían el ámbito meramente intelectual o académico, para llegar asimismo al ámbito vivencial, en un explícito rechazo de las teorías de la Ilustración y la confianza ilimitada en el progreso humano.
Orígenes y Referentes Metodológicos
Otra de las manifestaciones más específicas del posmodernismo historiográfico consiste en que la mayor parte de sus referentes metodológicos y epistemológicos no procedían de la propia disciplina.
Por el contrario, dichos referentes habían sido extraídos de la filosofía, de la antropología o de la crítica literaria que proliferó entre la intelectualidad francesa, con exponentes tan destacables como:
- Jean-François Lyotard (1914-1998)
- Jean Baudrillard (1929-2007)
- Roland Barthes (1915-1980)
- Michel Foucault (1926-1984)
- Jacques Derrida (1939-2004)
- Paul Ricoeur (1913-2005)
Las excepciones más notables, tanto por su procedencia anglosajona, como porque ellos mismos son considerados historiadores de profesión, la constituyen las figuras de: Hayden White (1928-) y Dominick LaCapra (1939-), cuyos postulados también influyeron notabilísimamente sobre el derrumbe de los decrépitos modelos de hacer historia.
Debilidades y Aportes del Posmodernismo Historiográfico
Quizá el aspecto más débil del posmodernismo historiográfico sea, sin lugar a dudas, su falta de referentes en la práctica.
El posmodernismo se nos hace presente, sobre todo, a través de una actitud teórica ante la obra y el conocimiento históricos, pero nunca se nos presenta como una corriente historiográfica alternativa, dotada de homogeneidad o de un programa de actuación concreto y definido.
Pese a todo, es indudable que, en un sentido u otro, el mayor activo que el posmodernismo aporta al historiador es que sus principios han servido para corregir errores de visión e interpretación muy extendidos en la práctica de la historiografía de mediados del siglo XX. La crítica posmoderna ha ayudado al aumento de rigor en el análisis, a la mejora de la contextualización de los textos.
El Legado del Posmodernismo
Es indudable que, para bien o para mal, el posmodernismo ha afectado profundamente a la historiografía durante la época de entre siglos (del XX al XXI), pues únicamente está perdiendo vigor en los últimos años.
De acuerdo con George Iggers, uno de los mejores conocedores de la evolución de la historiografía occidental de los siglos XIX y XX, y en consonancia con el título de una de sus obras más divulgadas, debemos estar de acuerdo en el tránsito producido en la historiografía desde "la objetividad científica al reto posmoderno".