El Potencial Humano: Facultades y Desarrollo

Clasificado en Psicología y Sociología

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FACULTADES DEL SER HUMANO
La Real Academia Española, en su diccionario, lista las siguientes acepciones, entre otras, de la palabra facultad: "aptitud, potencia física o moral; poder, derecho para hacer alguna cosa... licencia o permiso". Por tanto, en estos sentidos se emplea el término en la presente obra. Respecto a la palabra recursos, la misma fuente indica: "2. Medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo que se pretende... 7. Conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa...". En otras palabras, cada persona tiene facultades que pueden convertirse en recursos para alcanzar sus propios objetivos y satisfacer sus necesidades. (En el capítulo sobre el comportamiento humano se tratará el tema relativo a las necesidades humanas.)
En diversas ocasiones he propuesto el ejercicio anterior a diferentes grupos de personas: ejecutivos, secretarias, profesores, estudiantes, y así sucesivamente. En casi todas las ocasiones ha existido una concordancia casi perfecta en los resultados. Por tanto, es imprescindible mencionar aquí dichas facultades pues constituyen un modelo de ser humano del cual partir para las actividades que nos ocuparán más adelante.

Raciocinio

Éste constituye la facultad más aparente tal vez. La posibilidad de encadenar pensamientos para analizar los sucesos, para tomar decisiones y posturas frente al mundo y a la vida, constituye algo propio y único del ser humano. Aunada a esta facultad, se encuentran otras: la posibilidad de abstraer, es decir, de manejar ideas las cuales se presentan en símbolos, conducentes al manejo de lenguajes. Aquí es necesario considerar no sólo el cotidiano, trátese del español, el inglés, el francés, el japonés o cualquier otro, sino también, de otros muy abstractos, como el matemático y los de las computadoras (u ordenadores, como les llaman en algunos países).
El lenguaje permite la comunicación no exclusivamente entre dos o más personas contemporáneas sino, también, entre personas que vivieron muchos siglos atrás. Por ejemplo, en nuestros días podemos leer las obras de Aristóteles, de Descartes o de Cervantes y conocer sus pensamientos y sus experiencias así como sus reflexiones. Podemos, entonces, aprender de sus aciertos y sus errores.
Igualmente, es posible dejar a las generaciones futuras el mismo legado. Realmente este es el sentido de la historia: conocer las experiencias pasadas y tomar provecho de ellas para evitar caer en las mismas fallas. Igualmente, analizar los aciertos para continuar en la trayectoria indicada. Ya lo dijo el filósofo estadounidense Santayana: "Quien no conoce su historia está condenado a repetirla".

Sentido del tiempo

El ser humano es el único que tiene historia, en el significado anotado en el párrafo anterior. Así podemos analizar las circunstancias en que se tomaron ciertas decisiones y aprender de los resultados obtenidos. Es decir, es posible aprender en cabeza ajena.
Empero, no sólo podemos volver la mirada hacia antaño sino también estamos en posibilidad de realizar una operación semejante con el porvenir. Por nuestro poder de abstracción podemos imaginar el futuro. Así, pasado, presente y futuro se convierten en dimensiones importantes dentro de la vida humana. Afirmo, en contra de las posturas psicoanalíticas ortodoxas (para las cuales el comportamiento humano está determinado por el pasado) y el conductismo (para el cual sólo cuentan los estímulos aplicados en el presente y el pasado), la supremacía del futuro como la dimensión más trascendente de la vida humana en las personas normales. El pasado puede servir para aprender; pero las metas guían el comportamiento futuro. En efecto, esa conciencia del porvenir nos lleva al punto siguiente.

Fijación de una misión y de metas

Lanzar la mirada al futuro e imaginar la forma en que podemos moldearlo implica la fijación de ciertos objetivos. De hecho, una meta puede definirse como una situación ideal, es decir, constituye una idea, sin vigencia concreta todavía, considerada valiosa para ser lograda. Las metas, entonces, van a despertar comportamientos para ser alcanzadas, van a motivar la conducta humana (si son razonablemente difíciles, pues una extraordinariamente fácil no nos atrae, como tampoco alguna imposible de alcanzar), van a dirigir las actividades, a justificar los recursos empleados, así como a llevar a intentos con el fin de conseguirlos y también a servir de punto de comparación para evaluar las acciones.
La visión, dentro de las organizaciones, está constituida por esas aspiraciones de un mundo y una situación ideales. La misión, a su vez, constituye un compromiso para alcanzar dicha visión. Las metas son etapas concretas, en una dimensión temporal, para cumplir con la misión. Más adelante se tratarán estos temas con mayor amplitud.
Por otro lado, las metas concretas dan origen a los planes y programas. La elaboración de tales constituye una serie de toma de decisiones para resolver por anticipado los problemas, antes de que se presenten. Karl Marx expresó una idea: "el hombre y el topo cavan túneles, la diferencia radica en que el ser humano formula primero los planos". Así, el hombre toma en sus manos el futuro y lo moldea. Decide cómo desea encontrar ese porvenir y lo transforma con anticipación, dentro de sus posibilidades.
Dentro de las escuelas y facultades de Contaduría y Administración, una columna vertebral de los marcos conceptuales ahí estudiados está constituida por el proceso administrativo tradicional cuyo primer paso es, con exactitud, la planeación.
Precisamente en las instituciones educativas se instauran planes y programas de estudio para dirigir, realizar y evaluar actividades de enseñanza y aprendizaje.

Toma de decisiones

Al moldear el presente y el futuro, el ser humano encuentra diversas opciones tanto en las metas propiamente dichas como en los caminos para llegar a ellas. Al evaluar las diversas posibilidades, elige la más conveniente: decide. El animal, como la máquina, están programados (el animal tiene un código instintivo del cual no puede apartarse en forma notable) y se comportarán de la misma forma en repetidas ocasiones.

Por el contrario, armado con su poder de abstracción, el ser humano visualiza las diversas opciones, analiza las posibles consecuencias de cada una de ellas y se inclina por una. Puede, inclusive, marcar derroteros alternativos en caso de fallar en su decisión.
De hecho, todas las escuelas administrativas se basan sobre el postulado del libre albedrío, pues incluyen la toma de decisiones como un elemento trascendental. Incluso, se han ideado modelos matemáticos para auxiliar en la elección.

Libre albedrío

Si el ser humano es capaz de decidir, entonces se enfrenta, automáticamente, a la presencia del libre albedrío. Aun cuando no quiera decidir, ese simple hecho significa que está decidiendo. J. P. Sartre, filósofo francés, escribió "el hombre está condenado a la libertad", es decir, la tiene aunque no la desee. No cabe duda alguna de sus múltiples limitaciones; por ejemplo, en la época actual no puede transportarse a Júpiter o a cualquiera otro de los cuerpos celestes. Sin embargo, dentro de sus limitaciones, puede elegir entre diversas opciones. El doctor Víctor Frankl, connotado psiquiatra de origen judío que fue tomado prisionero por los alemanes y recluido en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, afirma algo paradójico: "aún ahí era libre".

En efecto, podía imaginar lo que deseara, podía recordar sus momentos más felices así como soñar despierto en cuanto al futuro, y aceptar o no la propaganda nazi. "De hecho, dice, pensar en el futuro y planear los libros que escribiría le ayudó a sobrevivir en ese ambiente trágico; fue algo que le dio alientos para seguir adelante" (véase Frankl, 1978, 1989). "...bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que lo fuerce...", escribió Cervantes (1923) en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, y agregó: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos."

Responsabilidad

Ahora bien, si el ser humano es libre también resulta automáticamente responsable de sus propios actos. Es muy fácil tratar de evadir esa carga; es más fácil arrojar la culpa sobre alguien o algo: el "destino", los "astros", los padres, los profesores, la situación, etcétera.
Algunas escuelas de pensamiento, denominadas "deterministas", insisten en la imposibilidad de la libre elección; afirman la producción del grueso de las acciones humanas de acuerdo con elementos ajenos a la voluntad. Así, por ejemplo, el materialismo histórico parte de un postulado: la cultura, el derecho, las ideas, los modos de vida y, naturalmente, la economía, estarán determinados por los medios de producción. En palabras de Engels (Marx y Engels 1971):
La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social... las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en la idea que ellos forjen de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio; han de buscarse no en la filosofía sino en la economía de la época de que se trata [...] Este conflicto entre las fuerzas productivas y el modo de producción no es precisamente un conflicto planteado en las cabezas de los hombres... sino que existe en la realidad, objetivamente, fuera de nosotros, independiente de la voluntad o de la actividad de los mismos hombres que lo han provocado... (tomo II, pp. 134-135).
En otra parte, apunta:
Diremos de pasada que no depende de la voluntad de cada capitalista en particular luchar o no por sus intereses pues la competencia obliga hasta a los más filantrópicos a seguir las huellas de los demás, haciendo a sus obreros trabajar el mismo tiempo que trabajan los otros (tomo I, p. 446).
Por su parte, Marx anota:
Mi punto de vista, que enfoca el desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico natural, puede menos que ningún otro hacer responsable al individuo de unas relaciones de las cuales socialmente es producto, aunque subjetivamente pueda estar muy por encima de ellas (tomo I, p. 432).
Así, para esta corriente de pensamiento, el hombre no es el amo de la producción y la economía sino su esclavo.
Por oposición, otra corriente de pensamiento insiste en que, si bien no puede negarse la influencia de algunos factores incontrolables sobre las situaciones concretas de cada cual (por ejemplo, nadie escoge el lugar de nacimiento), también es cierto que el ser humano, dentro de su esfera de posibilidades, tiene plena oportunidad de elección y, por tanto, de responsabilidad. En otras palabras, es el arquitecto de su propio destino tanto en forma individual como social. Es decir, los seres humanos pueden decidir y lograr la transformación consciente de su sociedad.

Tal vez el mejor ejemplo de esta postura está proporcionado por los mismos países socialistas, en los cuales, a partir de los últimos años de la década de los ochenta se inició una serie de transformaciones tanto económicas como políticas, sin haber cambiado sus modos de producción. Así, dichos países han dado un golpe mortal a la postura determinista del materialismo histórico, el cual siguieron ciegamente durante las décadas previas a la desaparición de la Unión Soviética.

Significado de la propia vida

La conciencia del tiempo futuro y la mirada hacia su alrededor hace consciente al hombre de su propia finitud. Sabe que su vida terminará, aunque no cuándo. Así, está consciente de la conclusión ineludible de su tiempo personal. Por tanto, puede planear cómo utilizar su tiempo, es decir, su vida. Fijándose

Sentido del tiempo

Existe algo sobre lo cual podemos tener completa seguridad: cada segundo transcurrido es un segundo irrecuperable. Benjamín Franklin escribió: "El tiempo es oro", lo cual revela una muy deficiente concepción del tiempo y muy mercantilista.
El tiempo es mucho más importante: el tiempo es vida. El tiempo diario de cada cual es un recurso totalmente inelástico desde el punto de vista económico. Por más dinero ofrecido por nosotros no podremos alargar el día ni un segundo más.
Recuérdese: el sentido del tiempo y su finitud personal son facultades humanas. Seguramente aquí es oportuno traer a colación un soneto de fray Miguel de Guevara, poeta mexicano del siglo XVII:
El tiempo y la cuenta
Pídeme de mí mismo el tiempo cuenta;
si a darla voy, la cuenta pide tiempo:
que quien gastó sin cuenta tanto tiempo,
¿cómo dará, sin tiempo, tanta cuenta?
Tomar no quiere el tiempo, tiempo en cuenta,
porque la cuenta no se hizo en tiempo;
que el tiempo recibiera en cuenta tiempo
si en la cuenta del tiempo hubiera cuenta.
¿Qué cuenta ha de bastar a tanto tiempo?
¿Qué tiempo ha de bastar a tanta cuenta?
Que quien sin cuenta vive, está sin tiempo.
Estoy sin tener tiempo y sin dar cuenta,
sabiendo que he de dar cuenta del tiempo
y ha de llegar el tiempo de la cuenta

Autocrítica

El ser humano tiene conciencia de sí mismo, por tanto, es capaz también de darse cuenta de su situación actual y compararla con una situación deseada.
"Cada cual puede formarse una imagen de la forma en la cual sería deseable comportarse o llegar a ser. De hecho, las metas constituyen esas situaciones ideales. Así, el ser humano tiene capacidad para percibir las diferencias entre ambas situaciones y decidir lo que debe cambiar. Esta facultad es trascendente para la educación. En efecto, para Freire (1979), el ser humano "es y se sabe un ser inacabado" pero desea reducir ese "inacabamiento" y por tanto busca la educación como un medio para acabarlo.
Quiere ser "él mismo", es decir, poner en juego todas sus potencialidades, talentos y habilidades, lo cual significaría vivir plenamente. En contraposición, un ser "alienado" resulta un individuo no auténtico, que imita o trata de ser como alguien ajeno en vez de ser él mismo.

Desde luego, esta facultad no sólo se aplica desde un punto de vista totalmente individual sino también en el ámbito colectivo, es decir, el ser humano puede realizar el mismo examen en relación con sus grupos y con su sociedad a fin de decidir cambiar los elementos necesarios. En las sociedades actuales existen formas institucionales para lograr estas transformaciones de las formas de gobierno y de comportamiento dentro de la misma colectividad.
La autocrítica es una etapa trascendente dentro del proceso administrativo: el control. Según éste, una vez fijadas las metas y efectuada alguna acción, viene la evaluación de los resultados.

Por otro lado, la conciencia de sí mismo significa conocimiento de su individualidad y conciencia de los demás. Así, se sabe un ser único e irrepetible (Frankl, 1973). Surge entonces la posibilidad de relacionarse con los demás, en el sentido dado por Freire (1979) a este término: "salir de sí mismo, proyectarse hacia otros, comunicarse con ellos, y amarlos". Las relaciones son, pues, diferentes a los simples contactos.

Transformación de sí mismo y de su medio circundante

Precisamente como resultado de la autocrítica, y de la reflexión sobre sí mismo y sobre su sociedad, el ser humano puede tomar decisiones respecto a su propio cambio. La educación es una actividad tendiente a proporcionar los elementos necesarios para esa evolución; pero la persona debe desear, ante todo, dicha transformación pues de otra manera, la escuela y la sociedad no van a lograr nada; de ahí la importancia de la motivación para el aprendizaje. De hecho, la educación constituye una transformación permanente de uno mismo.
Por otro lado, el ser humano no sólo se adapta al medio circundante, como los animales, sino efectúa algo que está vedado a éstos: adapta el entorno a sus propias necesidades y designios. La construcción de carreteras y presas, por ejemplo, cubre este objetivo. Por medio de la ciencia y la tecnología el hombre adopta una postura activa, en lugar de pasiva, de cara a la naturaleza, y la domina para lograr sus propios fines. La ciencia constituye una forma de búsqueda constante de leyes para ponerlas al servicio del ser humano a fin de transformar el universo, dentro de sus limitaciones actuales, para su beneficio; pero constituye también una ampliación constante de sus posibilidades de actuación al respecto, así como del empleo de sus facultades humanas.
Esta aptitud de autocrítica le lleva a estar inconforme consigo mismo y con su sociedad y le impulsa al progreso en todos los órdenes. Si el hombre primitivo se hubiera conformado con su situación, aún viviríamos en cavernas.
El establecimiento de tales situaciones anheladas y la comparación con las situaciones reales y la inconformidad resultante constituye la base del mejoramiento continuo, como se tratará posteriormente.
Un punto trascendente aquí radica en evitar estacionarse en forma imperecedera en la crítica, sino ir más allá, en la búsqueda, puesta en práctica y evaluación de soluciones para disminuir la brecha en las situaciones deseadas y las reales. El mundo no cambia por la obsesión en la crítica si ésta no desemboca en el compromiso de la acción creadora.

Creatividad

El ser humano es capaz de imaginar, de ensoñar, y de visualizar nuevos derroteros de transformación. Las metas constituyen un fruto de la imaginación. El ser humano puede emplear todos los elementos conocidos en un momento dado y otorgarles una nueva configuración, a fin de lograr aspectos nuevos y desconocidos hasta ese momento. El avance de la humanidad es fruto de esta inquietud y de esta capacidad.
En otras palabras, el ser humano completo es capaz de innovar, de poner en juego soluciones novedosas y creativas para disminuir la distancia entre las situaciones anheladas y las actuales, a fin de moverse constantemente en una línea de progreso; una vez alcanzada una meta, se fija otra nueva, más desafiante, y así sucesivamente. El ejercicio de la didáctica constituye, precisamente, un reto constante a la imaginación y la creatividad de los docentes.
Uno de sus máximos desafíos está precisamente en canalizar la imaginación y la creatividad de los estudiantes.
Winston (1997), Director de Liderazgo Global y Desarrollo Organizacional de Motorola, empresa exitosa y ampliamente reconocida por sus innovaciones, refiriéndose a los principios de dicha firma se expresa así:
Pensar lo impensable. Se premia, se valora y se propicia el pensamiento contrario a la intuición; el proceso razonado de ir contra la corriente y de desafiar la sabiduría convencional. De hecho es la base sobre la cual se fundamenta el éxito de Motorola.

Cultura

La conciencia de sí mismo y de su mundo circundante, así como de su vida en sociedad, conducen al ser humano a la creación de una cultura, es decir, un conjunto de comportamientos propios y característicos de un grupo social. La cultura se presenta en tres vertientes fundamentales: ideológica, sociológica y tecnológica.
Dentro de la primera encontramos la filosofía, es decir, la percepción del mundo, así como las creencias, los valores, las ideas de belleza, del bien y el mal, la religión y, en general, la imagen del cosmos de esa sociedad. Así, las culturas orientales se diferencian de las occidentales en mucho de estos aspectos.
En un capítulo venidero se profundizará en el concepto de cultura así como las repercusiones de la misma en la vida organizacional. Igualmente, se tratará con mayor énfasis el aspecto de los valores.
Desde el punto de vista sociológico, el grupo establece ciertas normas de comportamiento y de relación, así como de jerarquías, símbolos de importancia de los miembros, ceremonias, ritos de intensificación de los lazos grupales o de iniciación, es decir, ciertas pruebas que deben pasar quienes aspiran a pertenecer a ciertos grupos; por ejemplo, los profesionistas deben pasar por los cursos y los exámenes necesarios. En muchas escuelas se acostumbran las novatadas, otro rito de iniciación.
Respecto a la tecnología, cada grupo establece los procedimientos y las herramientas necesarias para satisfacer sus necesidades.
En el ámbito de la educación superior, los planes y programas de estudio tienen como finalidad la adquisición, por parte del estudiante, de la cultura propia de una profesión: valores, normas, lenguajes, técnicas, procedimientos, etc. Sin embargo, como se pondrá en claro más adelante, cada empresa u organización tiene su propia cultura.

Risas y lágrimas

El ser humano es el único espécimen de la creación capaz de tener sentido del humor. Nadie más puede reír ante un chascarrillo, como tampoco puede llorar de emoción ante una situación triste o enternecedora. El arte tiene como una de sus misiones plasmar esas emociones y recrearlas.
Por tanto, no existe razón alguna para convertir el trabajo o estudio en actividades tediosas o aburridas. Todo lo contrario: es preciso verlos como una diversión (sin que esto signifique convertir al centro de trabajo en una feria o en un centro de espectáculos). Un reto para los líderes es transformarlo en una situación interesante y divertida, sin perder de vista la misión de la empresa u organización.
Además, diversas investigaciones han mostrado un hecho asombroso: durante la risa, así como con el ejercicio físico y otras actividades placenteras, el cuerpo secreta unas sustancias, denominadas endorfinas, cuya función es tranquilizante y relajante; son también una especie de analgésicos (véase Cousins, 1989). Igualmente, diversas investigaciones han mostrado otro hecho: las personas con pocas tensiones negativas o destructivas muestran más elementos anti infecciosos en la saliva y la sangre. Diversos experimentos han mostrado también que con la risa se incrementan diversas sustancias cuya función es atacar a células dañinas (Clay, 1997). Indudablemente, la risa contribuye a lograr dichos estados. Se constata, entonces, el beneficio de la risa no sólo desde el ángulo psicológico sino también desde el orgánico.

Amor

"El amor es una intercomunicación de dos conciencias que se respetan", dice Freire (1979). El amor es lo opuesto del egoísmo, pero amor significa también propiciar el desarrollo de la otra persona, trabajar en forma conjunta para lograr las metas valiosas comunes, buscar el bienestar de la otra parte; en suma, facilitar la utilización plena de sus facultades humanas.
Desde este ángulo, un perro, por ejemplo, sólo puede mostrar apego, mas no amor; su instinto le lleva a aficionarse a su amo, sin importar quien sea éste. El amo elige al perro y no a la inversa. No se trata de elección de ambas partes, sino que resulta totalmente unilateral. Tampoco interviene la adecuación entre una persona real y un modelo mental, como en el caso humano ni, mucho menos, el perro se fija como propósito propiciar el desarrollo integral de la personalidad del amo.
Pero no se trata aquí exclusivamente del amor entre personas de sexos complementarios sino, además, de otras modalidades de este sentimiento: amor hacia los miembros de la familia, hacia los compañeros de escuela y de trabajo, hacia los compañeros en la misma empresa o institución, hacia los colaboradores al ocupar puestos de mando o coordinación; en suma, amor hacia todos los seres humanos.
En el ámbito de las organizaciones, el dicho de "ponerse la camiseta" (por referencia a la prenda de vestir que identifica a un equipo deportivo) significa, precisamente, enamorarse de esa organización, establecer una liga afectiva intensa con la misma. Comprometerse con la visión y la misión de aquéllos (en el capítulo sobre liderazgo se profundizará en este tema).

Movimientos finos ligados a una función mental

El ser humano es el único capaz de escribir a máquina, interpretar una partitura en el piano o danzar al ritmo de una pieza musical. Igualmente, es el único que puede crear un artículo, sea artístico, artesanal, de producción en serie o para otorgar un servicio.

Control progresivo de los instintos

Como se mencionó anteriormente, el animal está condenado a seguir, dentro de márgenes estrechos, su código instintivo. El ser humano, por el contrario, paulatinamente va adueñándose de los mismos y les coloca un arnés para controlarlos, en lugar de ser manejado por ellos. Ese es uno de los papeles fundamentales de la socialización y, por extensión, de la educación.

Perseverancia

Ya se ha dicho que el primer paso dentro del proceso administrativo, consiste en planear. Sin embargo, dicha etapa no vale de nada si no existe la decisión firme y continuada de poner en práctica los planes. Puede considerarse a éstos como una situación ideal que se pretende alcanzar, pero es necesario el trabajo cotidiano para poder lograrla. De otra manera sólo se queda en ensoñación y en buenos deseos. Diversas investigaciones han mostrado que una facultad importante de las personas exitosas es, precisamente, la persistencia en la búsqueda diaria de las metas trazadas. Por ejemplo, Arias Galicia (1990) encontró lo siguiente: antes que la inteligencia, los hábitos de estudio tienen más peso en la obtención de un buen promedio en la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM.
Alguien expresó la siguiente idea: "Resulta maravilloso construir castillos en el aire, pero es imprescindible ponerles cimientos".
Más adelante, en el capítulo relativo a la selección de personal, se tratará el punto relativo a los instrumentos para medir algunas de estas capacidades, y en lo relativo a la capacitación y al desarrollo, la forma de propiciar la plena ejercitación de estas facultades.

La educación y el trabajo como humanización

Desde el hombre más elevado en dignidad hasta el más oscuro, todos tienen un mismo deber: el de corregir y mejorar su propio ser; esto es, el perfeccionamiento de sí mismo es la base fundamental de todo progreso y de todo desenvolvimiento moral. Confucio (551-478 a. C), Los cuatro libros.

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