De la Prehistoria a la Romanización: Evolución Histórica de la Península Ibérica
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Prehistoria en la Península Ibérica
Desde la prehistoria, la península ibérica ha sido un lugar con mucho poblamiento, ya que sirvió siempre como un puente de paso entre Europa y África. Sabemos esto debido a los yacimientos arqueológicos encontrados en Atapuerca (Burgos), uno de los yacimientos más importantes de toda Europa. En este se encontraron restos humanos del Homo antecessor y los neandertales. El Homo sapiens, antecedente del ser humano actual, fue hallado en Altamira (Cantabria) a finales del siglo XIX y en las cuevas de Tito Bustillo (Asturias), con pinturas rupestres que representaban piezas de caza totalmente realistas. No se sabe exactamente la razón de dichas pinturas, pero se cree que pudiera haber sido por rituales religiosos o mágicos. La prehistoria es una época donde el humano aprovecha la naturaleza (no cultivaban, ni criaban) y vivían donde la naturaleza les facilitaba (cuevas). Además, eran nómadas.
Neolítico: Transformaciones Sociales y Económicas
Del Paleolítico al Neolítico, los humanos dejan de ser nómadas, comenzando a ser agricultores y ganaderos. Aunque no todas las zonas entraron igual a esta etapa, algunas aún seguían en el Paleolítico, y España fue de las últimas. Pasan de tener una economía predadora a una productiva. El crecimiento demográfico llevó al humano a cambiar su forma de vida:
- De nómadas a sedentarios, sembrando las tierras.
- El comercio empieza a desarrollarse cuando empiezan a hacer cerámicas, cestería, etc. Por lo que debían vender lo que les sobraba, y para ello debían desplazarse y, a diferencia del Paleolítico, ahora podían encontrarse con otros grupos.
- Las religiones cambian, aproximándonos a las monoteístas.
- El trabajo comienza a dividirse, las sociedades se hacen más complejas, habiendo por tanto una jerarquía social.
- Distribución de propiedades (división de poderes), sobre todo con el trabajo.
Las primeras poblaciones agrícolas surgieron en Turquía y Asia. El Neolítico dio lugar a la Edad de los Metales (cobre, bronce). Esto puso en marcha a la gente con la búsqueda de metales, y con dicha búsqueda se da lugar al Calcolítico. El hierro se introduce en Europa en el 800 a. C.
Primeras Civilizaciones: Fenicios, Griegos y Cartagineses
La primera civilización que llegó a la península ibérica fueron los fenicios, que tuvieron contacto primero con el sur. Estos eran marineros y venían de Fenicia, fundando Cádiz, la ciudad más antigua de la península, con casi 3000 años. También está la civilización tartésica en el río Guadalquivir, aunque cuando dicha civilización decayó dejó muy pocos restos. Otra civilización fueron los griegos, posteriores a los fenicios, que vivían en polis. Estos comerciaban con los íberos, cuya obra más importante es la Dama de Elche. En el centro de la península está la cultura céltica, en la que se encuentran los lusitanos. A la península llegarán los romanos y los cartagineses de Cartago (Túnez hoy), que eran descendientes de los fenicios. El siglo V a. C. es clave, ya que es cuando los cartagineses entran en contacto con la península y dominarán el comercio en el Mediterráneo occidental. Se produjo un primer enfrentamiento entre Roma y Cartago, llamado Guerras Púnicas, las cuales fueron tres y dieron lugar a la derrota de Cartago y a la herencia de la hegemonía de esta. Este acontecimiento hizo que la península ibérica entrase a la historia.
Romanización de la Península Ibérica
Roma vino a luchar contra los cartagineses, pero luego de vencerlos se acaban quedando. La conquista de la península comenzó en el año 218 a. C. y se da por terminada cuando dominan a los cántabros, astures y vascones en el año 12 a. C., siendo estos los últimos en ser dominados. Los romanos comienzan a llamar Hispania a la península, y Roma se convierte en la metrópoli. Mediante la romanización, las tribus indígenas van absorbiendo la cultura, las leyes, las costumbres y las religiones romanas. Al igual que la conquista, lo más fácil fue la zona íbera y la más difícil la celta. Los ciudadanos libres de Roma irán a la península a administrarla, e Hispania se convertirá en el centro de producción para los romanos de productos como oro, cereales, cerámica sigillata y el aceite. Además, los guerreros íberos eran muy cotizados, y su armamento, por lo que en muy poco tiempo se hizo en una colonia muy importante para Roma. Desde el punto de vista administrativo, hay dos divisiones en las que Roma dividió Hispania:
- Citerior (Capital Tarraco/Tarragona): Cuyo eje principal es el Ebro.
- Ulterior (Capital Córdoba): Cuyo eje principal es el Guadalquivir.
Los romanos van creando puertos, ciudades, calzadas, teatros, circos, arcos, puentes, etc., ya que debían aprovechar los recursos de la colonia. Con el paso de los años, en Hispania no va quedando nada de los indígenas, sino que va quedando una población hispanorromana. En el año 476 termina la romanización y con él el Imperio Romano. Algunos factores que explican la decadencia fueron el colapso económico, la inmoralidad de las élites romanas y la decadencia militar. Más allá de los factores, estaban los denominados pueblos bárbaros, los cuales intentaban entrar a Roma, lo cual no pudieron hacer mientras Roma fue fuerte, pero cuando perdió la capacidad para defenderse, tuvo que dividirse en dos (Roma y Constantinopla).