La Primera Etapa de la Restauración Borbónica en España: Pilares y Transformaciones
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Tras la muerte de Alfonso XII, su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, asumió la regencia. Esta etapa inicial de la Restauración Borbónica en España se caracterizó por una serie de actuaciones fundamentales que sentaron las bases del nuevo régimen:
La Pacificación de España y el Fin del Carlismo
La abdicación de Isabel II en 1868 había generado nuevas expectativas para el retorno de la línea dinástica carlista, representada en ese momento por Carlos VII (Don Carlos de Borbón y Austria-Este). La práctica del sufragio universal otorgó el triunfo a los carlistas en las elecciones de 1869, tanto en el País Vasco como en Navarra. En 1872, los carlistas se sublevaron, iniciando así la Segunda Guerra Carlista. Alfonso XII, tras una amplia y decisiva campaña militar contra las fuerzas carlistas, logró derrotarlos en febrero de 1876. Tras esta derrota, su líder, Carlos VII, abandonó definitivamente la Península Ibérica, marcando el fin de una era de conflictos dinásticos.
La Centralización del Estado Liberal
Durante este periodo, se mantuvo y consolidó el carácter uniformista y centralizador del liberalismo español, siguiendo el modelo castellano. En este sentido, se afianzó la uniformidad jurídica y administrativa de España mediante la supresión de la escasa autonomía que aún poseían algunas provincias. Con la victoria sobre los carlistas, se suprimieron los fueros del País Vasco en 1876; no obstante, se conservaron algunas particularidades en materia de derecho civil y de cobro de impuestos, sentando las bases de los futuros conciertos económicos.
Política Social: Primeros Pasos y Limitaciones
Los gobiernos de la Restauración no mostraron una profunda voluntad de abordar y solucionar los problemas de la clase obrera. Sus acciones se limitaron a tolerar la existencia de asociaciones de trabajadores y a legislar algunas leyes protectoras de carácter muy limitado para el proletariado. Esta postura reflejaba la primacía de los intereses de las élites y la incipiente preocupación por las cuestiones sociales.
Política Económica: Del Librecambismo al Proteccionismo
Si bien durante los reinados de Fernando VII e Isabel II se había mantenido una política económica proteccionista, a partir de 1869 se abrió un largo periodo librecambista. Este coincidió con una coyuntura económica favorable en Europa, lo que impulsó a España a una mayor apertura de su comercio exterior. Sin embargo, esta apertura trajo consigo una permanente crisis para sectores clave como las industrias siderúrgica y sedera, la construcción naval y la agricultura. Esta situación se vio agravada por la falta de técnicos españoles cualificados, el escaso poder adquisitivo de las masas y el bajo nivel de desarrollo de la industria nacional.
Estos factores, sumados a la crisis económica de 1886, impulsaron la formación de un influyente frente antilibrecambista, compuesto por los poderosos textiles catalanes, los siderúrgicos vascos y los cerealistas castellanos. Este frente consiguió un cambio significativo en la actitud del gobierno, que en 1891 adoptó una política proteccionista. Esta nueva orientación económica fue reforzada y consolidada por el notable desarrollo que experimentaron la siderurgia vasca y la industria catalana en los años posteriores.