La Primera República Española: Proclamación, Conflictos y Ocaso (1873-1874)
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La Proclamación de la Primera República Española
¿Por qué unas Cortes monárquicas proclamaron la República?
Tras la renuncia al trono de Amadeo de Saboya, se optó por reunir al Congreso y al Senado en Asamblea Nacional. Pi y Margall propuso la República, y la propuesta fue aceptada.
Los monárquicos veían la República como una salida de emergencia, una continuación del régimen monárquico, pero sin rey. Para los republicanos federales, suponía la ruptura con el sistema anterior, una profunda transformación del Estado, pero por medio de un acuerdo con los monárquicos.
La República se inauguró con un gobierno compuesto por ministros republicanos y radicales, presidido por Estanislao Figueras. Se decidió mantener la Constitución de 1869. Su proyecto era institucionalizar la República. Los benévolos eran partidarios de los intransigentes, y por otro lado, los republicanos unitarios defendían la unidad del Estado.
La República tuvo el apoyo de sectores populares: se produjeron manifestaciones, se ocuparon ayuntamientos, se constituyeron juntas revolucionarias y en algunas zonas se proclamó la República federal.
El Proyecto Constitucional Federal y los Conflictos
El Proyecto Constitucional Federal de 1873
Las nuevas Cortes se abrieron el 1 de junio y se formó un nuevo gobierno presidido por Pi y Margall, que se centró en pacificar las insurrecciones. El nuevo proyecto de Constitución se inspiraba en la de 1869.
Establecía una soberanía nacional popular con sufragio universal masculino y unas Cortes con un Senado y Congreso sin iniciativa legislativa, con representación territorial para que no transgrediesen ningún precepto de la federación. Proponía libertad de culto, la separación de Iglesia y Estado, y prohibía la subvención estatal a cualquier confesión.
El cambio radical se dio en la estructura del Estado: la nación española se compondría de 17 estados, entre ellos Cuba y Puerto Rico.
Las Guerras y el Cantonalismo
La proclamación de la República intensificó el conflicto carlista, que pasó del enfrentamiento con partidas armadas a un auténtico ejército.
La guerra en Cuba continuaba extendiéndose, y la República fue incapaz de frenarla. Las autoridades y funcionarios actuaron al margen del poder republicano. Los gobiernos intentaron dar una solución al problema con el proyecto federal del Estado.
La sublevación cantonal fue el conflicto más grave y el que provocó mayor crisis para el gobierno. En el cantonalismo se mezclaban las aspiraciones autonomistas de los federales intransigentes con las aspiraciones de revolución social inspiradas en las nuevas ideas internacionalistas.
El 12 de julio de 1873 se proclamó el cantón de Cartagena como estado independiente y se proclamó la República. El movimiento se extendió y se proclamaron cantones en Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Bailén, entre otros. En esta revuelta social confluían los intransigentes, los internacionalistas y los sectores populares.
El presidente Pi y Margall se opuso a la revuelta por las armas y dimitió, siendo sustituido por Nicolás Salmerón, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonalista.
Pero Salmerón dimitió en septiembre y le sucedió Emilio Castelar, republicano unitario de carácter conservador, quien consiguió plenos poderes de las Cortes, lo que le permitió restablecer la autoridad y reorganizar el ejército frente a los carlistas.
La Liquidación de la República
La Liquidación de la República
La derrota de Castelar precipitó el golpe de Estado del general Pavía, quien irrumpió en las Cortes el 3 de enero, lo que reflejaba la debilidad de la República.
El poder pasó a unionistas y progresistas, encabezados por el general Serrano, quien impuso un régimen autoritario: disolvió las Cortes, suspendió las garantías constitucionales, aplicó la censura de prensa, legalizó a los federales, disolvió la Internacional y suspendió ayuntamientos y diputaciones. Pretendía incorporar a los conservadores, pero la mayoría de los monárquicos ya había optado por el retorno de los Borbones.
El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos encabezó un pronunciamiento en Sagunto que proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Era el inicio de la Restauración.