Principales corrientes del teatro comercial en el siglo XX

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En el teatro del siglo XX

En el teatro encontramos unos condicionamientos que en la poesía y la novela no aparecen. En los primeros años del siglo aún previven tendencias como el drama neorromántico de Echegaray o el teatro realista-naturalista de Galdós. En el teatro, el autor tiene que satisfacer los gustos del público, por eso diferenciamos entre un teatro comercial, con éxito en los escenarios, orientado a un público burgués y que aporta pocas novedades técnicas. Este grupo incluye:

  • Comedia burguesa

    Su máximo representante fue Jacinto Benavente.

  • Teatro en verso neorromántico

  • Teatro cómico

El teatro innovador, menos popular pero más creativo, pretende ofrecer un nuevo tipo de obras, pero fueron un fracaso comercial. En este grupo se incluye:

  • Coetáneos

    Caso especial de la generación del 98.

  • Valle-Inclán

  • Teatro de los autores del 27

    Destaca la obra de Lorca.

Principales corrientes del teatro comercial

Se distinguen 3 tendencias:

  1. Comedia burguesa

    Autor más destacado: Jacinto Benavente. Dirigido a un público burgués, diálogos elegantes que plantean conflictos amorosos, familiares o económicos con una suave crítica social. Sus obras más famosas: La noche del Sábado 1903, Rosas de otoño 1905.

  2. Teatro poético

    Combina el barroco con el modernismo: sonoridad del verso, importancia de la iluminación, vestuario, etc. De su ideología tradicionalista exalta los grandes hechos del pasado español para superar la desmoralización debida a la pérdida de colonias. Autores más destacados: Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol) 1911 o Hermano Machado (La Lola se va a los puertos) 1929.

  3. Teatro cómico-costumbrista

    Presenta personajes de extracción popular, ambientes pintorescos y un humor sentimental con final feliz. Destacan los Hermanos Álvarez Quintero (El genio alegre) 1906, reflejan una Andalucía tópica y con solo problemas sentimentales y Carlos Arniches (El Santo de la Isidra) 1898, que también son sainetes pero de ambiente madrileño. Hay que destacar un subgénero cómico pero más burdo pero también exitoso: el 'astracán'; su objetivo era obtener risas a través de obras descabelladas. Destaca Pedro Muñoz Seca (La venganza de don Mendo) 1918.

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