Principios Filosóficos de Hume: Moral, Estado y Conciencia

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Utilitarismo Moral y Simpatía

Hume plantea un utilitarismo moral, afirmando que los seres humanos reconocemos como bueno aquello que es útil para la sociedad. Esto se debe a que nos damos cuenta de que nuestros intereses particulares están mejor protegidos cuando se encuentran dentro del bien colectivo. Por ello, podemos decir que existe un sentimiento de simpatía del ser humano hacia la humanidad, que nos impulsa a desear la felicidad de los demás. Sin embargo, en el fondo, este deseo es egoísta, buscando nuestra propia felicidad particular.

Política y Sociedad

Hume sostiene que las leyes, el Estado y las instituciones derivan su legitimidad de la utilidad que aportan a la sociedad. Las leyes e instituciones expresan valores que se adaptan a las situaciones históricas y, por tanto, no son valores eternos e inamovibles. Si Hume reflexiona sobre lo que podría mejorar cada forma de organización social, lo hace desde el análisis de la utilidad y las ventajas que podrían ofrecer esas determinadas medidas.

El Problema de Dios

Hume aplica el criterio de verdad a la idea de Dios y afirma que esta no se ha originado a partir de ninguna impresión previa. Por lo tanto, la demostración racional de la existencia de Dios es imposible.

Hume tiene claro que la religión no está basada en la razón, sino en el sentimiento de miedo a lo desconocido que experimentan los seres humanos, y por ello mismo buscan protección en los dioses.

Por otro lado, las religiones pueden tener consecuencias peligrosas, ya que pueden provocar intolerancia y fanatismo.

A pesar de que sea inevitable que el ser humano siga creyendo en Dios, debemos evitar ese fanatismo e intolerancia.

El Ser Humano

Hume aplica el criterio de verdad a la idea del Yo y sostiene que la existencia del yo como sujeto permanente no puede demostrarse, porque ninguna impresión es permanente, sino que unas se suceden a otras sin interrupción.

Esto nos lleva a decir que cada ser humano se reconoce a sí mismo a través de diferentes ideas e impresiones. Para explicar la conciencia de la propia identidad, Hume recurre a la memoria: gracias a ella podemos reconocer la conexión que existe entre las impresiones que se suceden. El error consiste en que confundimos sucesión con identidad.

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