El Problema de la Acción Colectiva y la Paradoja del Free Rider
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El Problema de la Acción Colectiva
No se pretende prever lo que hará una persona, sino entender cuándo y cómo un cierto número de personas actuarán conjuntamente con un mismo propósito.
Aunque unos individuos compartan los mismos intereses, no es nada evidente que deban actuar conjuntamente en función de esos intereses compartidos, porque todos ellos pueden suponer que su esfuerzo individual será superior al beneficio que podrán obtener de la acción colectiva.
La Paradoja del Free Rider (o el Polizón)
A este fenómeno se le llama la paradoja del free rider.
La paradoja consiste en que, al interior de un colectivo que comparte intereses, siempre existe una fracción muy considerable de personas para las que el esfuerzo (el coste) de la acción a realizar para proteger esos intereses es superior a la esperanza matemática de obtener resultados significativos de esa acción (el beneficio).
El Dilema de los Costes y Beneficios
La clave del razonamiento es que el beneficio esperado de la acción es público y general (lo reciben también quienes no se movilizan en defensa de sus intereses), mientras que los costes son siempre individuales. Por lo tanto, existirá una tentación muy fuerte de esperar a que sean los otros los que se movilicen y obtengan los beneficios, si la acción tiene éxito.
Un ejemplo de esta lógica se encuentra en el Dilema del Prisionero: se tiene a dos personas acusadas de haber cometido un delito. Cada uno pensará que si no acusa al otro y afirma su inocencia, el otro sí lo hará, y quien saldrá perdiendo será él.
Este dilema se puede observar incluso en contextos como la revolución marxista, donde se da por descontado que algunos trabajadores podrían preferir una solución negociada para su sector, o incluso a título individual, en lugar de unirse al esfuerzo colectivo.
La Aportación de Mancur Olson
Mancur Olson, en su Teoría de la acción colectiva, nos da una explicación fundamental sobre el fenómeno del free rider.
La aproximación de Olson pretende, por el contrario, especificar en qué condiciones los individuos llegan racionalmente a la acción colectiva.
El problema es que, si todos los ciudadanos se comportan como individuos calculadores y racionales, cada uno anticipará que los primeros en manifestarse soportarán un alto coste y que, por lo tanto, lo mejor es permanecer a la espera hasta que sean muchos quienes protesten públicamente.