El Problema de la Realidad en Nietzsche: La Muerte de Dios y el Nacimiento del Superhombre

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El Problema de la Realidad en Nietzsche

El Marco Filosófico de Nietzsche

Para hablar del problema de la realidad en Nietzsche, primero es necesario establecer el marco filosófico de su pensamiento. Se desarrolla en una época convulsa donde el fracaso de la Ilustración y de los cambios sociales, económicos y religiosos provoca una crisis de fe. Esta crisis lleva a los filósofos a tratar de dar sentido a la existencia humana y a explicarla únicamente mediante la filosofía. Surgen así los humanismos ateos decimonónicos, como el de Karl Marx. Uno de ellos es la filosofía de Nietzsche, una de las más individualistas, influida levemente por Schopenhauer y Wagner (quien es a la música lo que Nietzsche a la filosofía) en un principio, y que acaba perteneciendo a una corriente irracional y vitalista. Surge como contraposición al exceso de razón abstracta (Hegel) o científica (Marx) en la filosofía. En su contra, Nietzsche defiende una exaltación de la vida y de los valores naturales (Dionisio). Además, argumenta que la realidad se encuentra en profunda decadencia, y sus estudios en filología clásica le llevan a situar el origen de esta en la cultura griega.

El Nacimiento de la Tragedia y la Decadencia de los Valores

Como afirma en su obra El nacimiento de la tragedia griega en el espíritu de la música, desde Sócrates y Platón, los valores dionisiacos, que exaltan la vida, el poder y la embriaguez, han quedado relegados por los valores apolíneos. Estos últimos van en contra de la vida, la momifican y la adormecen, y han sido defendidos por hombres decadentes, resentidos con la vida y asustados de su propio poder y condición humana. Por todo ello, Nietzsche realiza una crítica radical y destructiva a toda la realidad: la moral, la filosofía, la religión y el positivismo (que amenaza con convertirse en el nuevo Dios); en definitiva, a todos los valores tradicionales.

Crítica a la Moral, la Religión, la Filosofía y el Positivismo

Crítica a la moral tradicional: Nietzsche la critica porque está sustentada sobre la metafísica platónica y es antinatural, ya que va en contra de los valores vitales e impide al hombre vivir su vida terrena al hipotecarla en función de una hipotética vida sobrenatural. Es una moral de esclavos, que defiende la humildad, el dolor y la resignación, lo que lleva a la subversión de valores y a la evasión de la realidad. Frente a ella, se encuentra la moral de los señores, dionisiaca y vitalista, una moral de superación.

Crítica a la religión: Nietzsche argumenta que la religión nace del temor del hombre a sí mismo, a asumir su poder, y por ello se lo atribuye a un ser superior que llama Dios, concretamente al cristianismo. Este es el extravío de los sentidos, pues defiende la moral de los esclavos, la que va en contra de la vida, rechazando el mundo real a favor del sobrenatural.

Crítica a la filosofía: Para Nietzsche, la metafísica constituye la mayor abstracción del hombre, la pura nada. Critica a la filosofía su dogmatismo y su afán por petrificar la realidad y racionalizar lo irracional, buscando la regularidad y seguridad inexistentes. Todo esto comienza con Platón y su dualismo, con su división de la realidad en dos mundos (inteligible y sensible), considerando el inteligible como perfecto e inmutable, elaborando así un falseamiento y una negación de la vida. El hombre crea una realidad ideal ante el miedo de afrontar un mundo impredecible, en constante cambio, lo que le trae resentimiento hacia la vida, pues no es capaz de enfrentarse a ella y dominarla. También critica la jerarquía epistemológica que se establece entre lo que se considera, sin razón aparente, verdad y bueno, y lo que se califica de falso y malo.

Crítica al positivismo y mecanicismo científico: Plasmada en La gaya ciencia, esta crítica se dirige al positivismo y al mecanicismo científico, que surgen de una repugnancia al caos y tratan de matematizar la realidad, negando la pluralidad y la unidad que en ella subyace. Intentan, en definitiva, reducirla a mecanismos que se adapten a una ley general.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

Toda esta destrucción de la realidad tradicional lleva a Nietzsche a proclamar la muerte de Dios (Gott ist tot). Esta afirmación no es una simple crítica a la religión, sino a todos los pilares que sostienen la cultura occidental y que han impedido al hombre ser hombre. La sistematización platónica e idealista de Dios y la religión no tiene cabida en la nueva realidad moderna. Este suceso no ocurre de repente, sino que tiene como antecedentes la antropología renacentista, el racionalismo, el deísmo ilustrado y el positivismo ("¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir, les gritó. ¡Nosotros le hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos unos asesinos!" - La gaya ciencia). Al igual que el nacimiento de Dios tuvo un pregonero, su muerte también: Zaratustra es el encargado de avisar de que Dios ha muerto y de proclamar con ello la liberación del hombre, pues este Dios era el sustento de los valores decadentes de la realidad. El precio que deben pagar los hombres por cimentar la sociedad occidental en la mentira platónica es el enfrentamiento a la profunda falta de valores y creencias: el nihilismo. Pero esto no es algo malo, pues implica negar para afirmar, destruir para crear, aniquilar para producir. Constituye el gran mediodía de la humanidad, de unos nuevos valores que abrazan la vida, la pluralidad, la voluntad de poder frente a la voluntad de la nada, la moral de señores frente a la de esclavos, Dionisio frente a Apolo, el superhombre frente al hombre mediocre; en definitiva, la liberación de los seres humanos y el inicio de una nueva realidad.

El Superhombre y el Eterno Retorno

Con este renacer de la realidad y de la sociedad occidental, también renace el hombre, pues se ha vencido a sí mismo y ha conseguido evolucionar. Esta transformación atraviesa tres etapas, y es en la última cuando el hombre llega a la síntesis del niño, quien, gracias a su ingenuidad y falta de prejuicios, conseguirá adoptar los nuevos valores, buscando la afirmación de sí mismo. A partir de este momento, aparece el superhombre, que se caracteriza por:

  • El ansia de vivir frente al memento mori del hombre decadente.
  • La superación frente a la resignación y enajenación.
  • La superioridad frente al hombre ordinario.
  • La exaltación de los valores frente a las leyes.
  • La Tierra frente a lo sobrenatural.
  • El poder frente al saber.
  • La aceptación del eterno retorno, que rompe con la concepción agustiniana lineal del tiempo. El superhombre asume que la vida es repetición: todo lo que existe ha existido y volverá a existir.

Conclusión: La Influencia de Nietzsche

Nietzsche es uno de los autores más rompedores de la historia de la filosofía. Constituye un soplo de aire fresco a la filosofía más metafísica, alejada de la realidad y preocupada por temas banales e insustanciales. Fue poco reconocido en su época, pero difícilmente podríamos concebir la sociedad occidental actual sin analizar su influencia en la historia del siglo XX.

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