El proceso de urbanización en España a lo largo de la historia

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El proceso de urbanización en España

Prehistoria

El poblamiento prehistórico peninsular no se puede considerar urbano en ningún momento. Los núcleos poblacionales no eran más que poblados de pocas viviendas. Dentro de la prehistoria se distinguen diferentes periodos.

El primero de ellos será el primer milenio a.C. En este milenio aparecen los primeros núcleos de cierta entidad que podemos considerar ciudades. Son fundaciones nuevas en el sur peninsular y litoral mediterráneo propiciadas por colonizaciones fenicias, griegas y cartaginesas. Serán ciudades porque se relacionarán con el entorno cercano articulándolo social, económica y políticamente.

El siguiente periodo será de 210 a.C.-S. IV d.C. La invasión y dominación romana de la península comenzó en el 210 a.C. y se mantuvo hasta el siglo IV d.C. Los romanos provocaron una fuerte romanización que también tuvo su repercusión en los aspectos urbanísticos, constructivos y de poblamiento. Tras la expulsión de los cartagineses, la defensa de las ciudades no fue tan necesaria, aunque las nuevas ciudades se siguieron construyendo con murallas. Los romanos fundaron muchas ciudades como consecuencia de la colonización que hicieron. También construyeron numerosas vías de comunicación (calzadas), muchos acueductos y pantanos. Aunque la característica morfológica más típica de las nuevas ciudades romanas era su trazado hipodámico (ortogonal) con manzanas cuadradas y calles perpendiculares.

Edad Media (S. V-S. XV)

En la Edad Media, la urbanización en España se ve definida por la influencia cultural musulmana o cristiana. Con los musulmanes, la tasa de urbanización aumentó, sobre todo en la mitad sur peninsular, con características como calles estrechas e irregulares. Por el contrario, en la mitad norte peninsular hubo despoblamiento y no comenzó el desarrollo hasta la consolidación de la conquista cristiana. Destacaba la plaza mayor, una plaza porticada normalmente rectangular de la que partían las calles en forma radial o paralelas. También las peregrinaciones de Santiago propiciaron la fundación y desarrollo de ciudades en el camino que se recorre desde los Pirineos hasta Galicia.

Edad Moderna (S. XVI, XVII, XVIII)

En la Edad Moderna, la tasa de urbanización aumentó levemente. En el siglo XVI destacaban ciudades como Sevilla, Granada o Valencia. Felipe II fijó la capital en Madrid, que fue a partir del siglo XVII la ciudad más poblada de España. En el siglo XVI se construyeron numerosas plazas mayores de las cuales partían calles rectilíneas, una de las cuales era más ancha y se llamaba Calle Mayor. Durante los siglos XVII y XVIII, con el Barroco, las ciudades se llenaron de edificios notables como iglesias, conventos o palacios y paseos arbolados. En el siglo XVIII se introdujeron en las ciudades una serie de mejoras por influencia de los Borbones ilustrados: abrieron amplios jardines y avenidas, se construyeron palacios, se levantaron y se introdujeron el alcantarillado y el empedrado de las calles.

Edad Contemporánea (S. XIX-S. XX)

Siglo XIX

En el siglo XIX se produce un alto crecimiento de la urbanización debido a la industrialización. Se derribaron total o parcialmente las murallas medievales; se construyeron los ensanches, barrios perfectamente planificados y dotados para uso residencial burgués. Se crearon barrios para las instalaciones industriales y alrededor se construyeron nuevos arrabales para residencia de los obreros. Se extendió el alcantarillado y la iluminación de las calles por gas.

Siglo XX

Finalmente, en el siglo XX se completó la red de metro en las ciudades más grandes y se ampliaron más calles y avenidas. En el tramo final del siglo XX comenzaron a aparecer las urbanizaciones residenciales del extrarradio y el crecimiento de las ciudades dormitorio.

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