Profundizando en 'A un Olmo Seco': Simbolismo y Emoción en Antonio Machado

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Contexto y Emoción en "A un Olmo Seco"

El poema “A un Olmo Seco”, obra de Antonio Machado, fue compuesto en Soria el 4 de mayo de 1912, en un momento de grave enfermedad de Leonor, su esposa. Este dato confiere a los versos finales un sentido muy concreto y cargado de emoción, aunque, por otro lado, podría limitar la interpretación más amplia que se desprendería del mismo. Así pues, la belleza descriptiva inicial queda transida por la conmovedora alusión final. Es el milagro de la curación de la joven esposa lo que el poeta apenas se atreve a esperar.

Este poema aborda la imagen de un olmo seco, o casi, pues una ramita verde brota de él, infundiendo a Machado la visión de una esperanza persistente. El olmo del Duero simboliza la crisis que sufría España y la esperanza de que las nuevas generaciones ayudaran a su recuperación. Como se observa, el poema conecta directamente con las inquietudes y el estilo de la Generación del 98.

Estructura y Desarrollo Temático

En cuanto a su estructura, el poema se divide en tres partes:

Primera Parte: Descripción y Esperanza (Versos 1-14)

La primera parte, que abarca hasta el verso decimocuarto, ofrece una descripción general del estado del árbol, su situación y entorno. Se menciona la aparición de hojas nuevas con la llegada de la primavera y se compara al olmo con los álamos.

Segunda Parte: El Deseo de Dejar Constancia

La segunda parte, que comprende casi todo el resto del poema, a excepción de los tres últimos versos, muestra al poeta expresando su deseo de dejar constancia escrita de la maravillosa aparición de esas hojas entre tanta muerte y podredumbre, tras haber enumerado todo lo que podría acontecerle al árbol en tal estado.

Tercera Parte: Identificación Sentimental

Finalmente, los tres versos finales, que constituyen la tercera parte, revelan la profunda identificación sentimental del autor con lo que describe.

Métrica y Rima

En cuanto a la métrica, se observa la alternancia de versos endecasílabos y heptasílabos, así como la presencia de un verso libre, lo que implica una combinación de rima de arte mayor y arte menor. La rima es consonante y el esquema métrico es el siguiente:

11A, 7b, 11A, 11B; 11C, 11D, 11C, 11D; 11E, 11F, 11E; 11F, 11G, 11G; 11H, 11H, 11I, 11J, 11I, 11J, 7k, 11K, 11L, 11-, 7l, 11M, 11N, 7M, 11N, 11M.

Recursos Literarios y Simbolismo

Posteriormente, el autor se vale de recursos que le permiten intensificar el lenguaje, como los hipérbatos, e insistir de forma casi angustiosa (mediante las anáforas “antes que…”) en la necesidad de recoger este hecho extraordinario antes de que llegue el futuro triste y fúnebre que imagina para el olmo. A esta sensación de desazón también contribuyen los verbos elegidos, que aluden a la destrucción y la muerte:

  • “te derribe”
  • “te conviertan”
  • “ardas”
  • “te descuaje”
  • “tronche”
  • “te empuje”

Construcción Simbolista

Por otro lado, el poema es una clara construcción simbolista. Machado emplea diversos elementos con un profundo significado:

  • El olmo: Símbolo de arraigo y, en este contexto, de la España en crisis.
  • El mar: Imagen del olvido, del enigma insondable de la vida.
  • El río: Recuerda el paso inexorable del tiempo.
  • La primavera: Anuncio de plenitud y renovación en la naturaleza.
  • El camino: Imagen del tránsito por la vida.

Adjetivos y Metáforas

Además, destacan los adjetivos que evocan la idea de muerte, olvido y tristeza:

  • “viejo”
  • “hendido”
  • “podrido”
  • “centenario”
  • “amarillento”
  • “blanquecino”
  • “carcomido”
  • “polvoriento”

Por contraste, resulta muy eficaz la metáfora “álamos cantores”, que evoca todo lo contrario, pues conlleva el valor simbólico de la libertad (asociada a los ruiseñores) y aporta el alegre sonido de los trinos.

La Trascendencia Emocional del Final

Para concluir, es fundamental destacar el empleo de la palabra “corazón”. La elección de esta palabra enfatiza el deseo, lo que le gustaría a Machado que ocurriera, lo que sus sentimientos le dictan; pero, tal vez, siendo consciente de que la razón le indica lo contrario, pues sabe que su esposa ha de morir y no tiene salvación alguna. De ahí la importancia y la trascendencia emocional del final del poema, que Machado logra con uno de los rasgos más significativos de su lenguaje poético: la sobriedad y la densidad excepcional. Esto es fruto del deseo de depurar su estilo y de buscar nuevos medios de expresión literaria que se adecuaran a los nuevos contenidos, con una clara voluntad antirretórica.

Conclusión: El Paisaje como Estado del Alma

En resumen, “A un Olmo Seco” es un claro ejemplo de la peculiar visión machadiana del paisaje, pues el poeta, al observar la realidad exterior, la impregna con su estado emocional y sus obsesiones, reflejando su célebre máxima: “el paisaje es un estado del alma”. De este modo, el poema se erige como una manifestación lírica y emotiva de la subjetividad del autor ante el paisaje.

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