Propiedades físicas y químicas de la materia: conceptos básicos

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La materia es todo lo que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio. Las propiedades físicas dependen de la sustancia, como el color, el olor, la densidad y los puntos de fusión y ebullición. Las propiedades físicas generales dependen de la cantidad de materia, como la masa, el volumen y la longitud. Por otro lado, las propiedades físicas específicas dependen del tipo de materia, como la densidad, la dureza y los puntos de fusión y ebullición.

Las propiedades químicas, por su parte, dependen del comportamiento de la materia frente a otras sustancias, como la oxidación. Un sistema material es una porción limitada de materia del universo que se aísla para su estudio. A todo lo que forma parte del universo y no de nuestro sistema lo llamamos medio.

Un sistema material puede tener una o varias sustancias denominadas componentes. Las sustancias puras tienen una composición y propiedades definidas y constantes sin importar las condiciones físicas, y no se pueden descomponer en otras mediante procedimientos físicos. Por otro lado, las mezclas tienen dos o más componentes, con una composición y propiedades variables. Los componentes de una mezcla pueden separarse mediante procedimientos físicos.

Las propiedades intensivas son aquellas que no dependen de la cantidad de materia. En los sistemas homogéneos, donde hay una sola fase, las propiedades intensivas son las mismas en cualquier parte del sistema. En las mezclas, no se pueden distinguir los componentes si es una mezcla homogénea, y se separan por métodos que implican cambios de estado, como la evaporación, la recristalización y la destilación. En los sistemas heterogéneos, donde hay dos o más fases, las propiedades no son constantes en todos los puntos del sistema y se pueden distinguir al menos dos componentes. Estos sistemas se separan por métodos mecánicos, como la filtración y la decantación.

En el límite entre los sistemas homogéneos y heterogéneos se encuentran las dispersiones coloidales. Estos sistemas tienen al menos dos fases, una de ellas formada por partículas finamente divididas (fase dispersa o miscela) que está rodeada completamente por otra sustancia (fase dispersante o medio de dispersión). Algunos ejemplos de coloides son los tejidos vivos como la sangre y muchos alimentos como quesos, mahonesa o leche.

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